Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Cuarentena para algunos

Los trabajadores de la construcción quieren parar por el riesgo de contagio y en este sentido hay numerosas peticiones al Gobierno para que se paralice el sector. Lo que no entiendo de ninguna de las maneras es que se permitan obras en una casa de vecinos, en la que estos se encuentran confinados mientras los operarios suben y bajan, salen y entran sin suficientes medidas de protección, dejando incluso las huellas de sus dedos sucios por el trabajo en los botones del ascensor. Mi vecino del sexto, además de estar ocupado con teletrabajo y cuidar a su bebé en casa, tiene que soportar los martillazos y el taladro de unas obras encima de su piso porque a la dueña le corre prisa terminar la obra. Tampoco en las urbanizaciones se respeta la obligación de confinamiento y se sabe que los vecinos suelen pasear y hacer ejercicio en las zonas comunes. Al ser urbanizaciones cerradas, la vigilancia de la policía es nula. Por otra parte, ha surgido una nueva tribu urbana, como he visto denunciado en un diario digital, y es la de "los policías de balcón", que gritan e insultan a los que caminan por la calle o los denuncian. En algunos casos se trata de personas que acompañan a un autista o discapacitado, para lo que tienen permiso. Se aconseja que estas personas lleven puesto un chaleco amarillo indicando que está en la calle por razones terapéuticas. Pero es responsabilidad de las personas no saltarse las normas de confinamiento por el bien de todos, pues la picardía tiene mucha imaginación para burlarlas, como quienes salen varias veces cada día a comprar en distintos comercios o quien pasea con su perro algunos kilómetros. Otros casos que se han dado ha sido pasear un perro de peluche o una cabra. A un vecino de Palafrugell lo multaron los mossos por sacar a pasear una cabra a modo de mascota. Este hombre debe pensar que el pulpo es animal de compañía. No se consideran mascotas paseables cabras, canarios, cerdos vietnamitas ni otros animales que se tengan en casa. Tampoco he visto a un gato casero paseándose por la calle de la mano de su dueño y eso que hay más de dos millones en los hogares españoles. Los gatos, sin embargo, no necesitan salir a la calle, son muy hogareños y comodones. Los gatos que viven en la calle se pasean solos y el Ministerio de Sanidad permite que sean alimentados por voluntarios mientras dure la cuarentena.