¿Estaremos preparados para el día después?
En la vida del ser humano podemos vivir tres momentos diferentes. Normales, extraordinarios y excepcionales.
Los momentos normales y extraordinarios son los que vivimos con cierta normalidad y sin alteraciones de vida, dando cierta tranquilidad a todos nuestros movimientos. Solo los momentos excepcionales modifican nuestra forma de vida y en muchas ocasiones nuestra forma de pensamiento.
España y el mundo está viviendo momentos de gran incertidumbre ante una excepción extrema y además desconocida porque los argumentos disponibles no dan la respuesta deseada.
Los efectos devastadores de la tormenta actual los descubriremos o los descubrirán cuando vuelva a salir el sol.
La lucha titánica de la ciencia dará como resultado un fármaco que doblegará al coronavirus y posteriormente una vacuna que inmunizará a los supervivientes, que Dios quiera que sean muchos y mejor la mayoría.
En estos momentos quisiera hacer una similitud con los efectos ruinosos de una tormenta de granizo, que nunca podemos evaluar hasta que no pase un periodo razonable de tiempo, porque una cosa son los daños directos y otra muy distinta los daños colaterales.
Los economistas que estén libres de tendencias y colores, deberían trabajar el futuro económico de los próximos años, si no lo hacen volveremos a llegar tarde y entraremos en guerrillas para ver quién es el más culpable.
Hoy la economía se mueve en tres visiones diferentes. La macroeconomía, la economía empresarial y la economía familiar o doméstica.
Desconozco, porque hoy no se conoce nada, quien nos gobernará para ayudarnos a transitar la travesía del desierto.
Lo que sí podemos prever es que tendremos un antes y un después, que España no puede volver a cometer los errores económicos del pasado. Una sociedad subsidiada es una sociedad muerta. El futuro de España es un futuro incierto que todos debemos asumir.
Todos no podemos aportar lo mismo, pero todos podemos aportar algo. La economía y la edad de cada uno nos dará respuesta a la implicación que deberíamos aportar a las nuevas exigencias que nos gusten o no, llegarán.
La Sagrada Escritura nos dice, ganarás el pan con el sudor de tu frente.
Hoy, como estamos alejados de la religión, podríamos decir ganarás el pan con el sudor de tu frente, para ser responsables con el mundo.