Opinión
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  • JOAQUÍN ABÓS

Cuarentena en España: ¿una pandemia sin Dios?

Llevamos más de tres semanas de confinamiento. Es más físico que intelectual o informativo. Porque a estas alturas del siglo XXI, las redes sociales, los medios de información, ese invento inglés llamado internet, etc., hacen que estemos gran parte del día ocupados. Y podemos leer, escuchar música con paz. Y hablar con nuestra mujer o hijos, con calma. Y rezar, si rezar. Yo como aragonés, oscense y barbastrino, asisto a la misa y rezo el rosario en streaming desde el Santuario de Torreciudad ( https://streaming.torreciudad.org/) y oro en la santa capilla delante de la Virgen del Pilar como lo hice tantas veces en mis muchos años en Zaragoza, con unas magníficas tomas en directo (https://www.24horasconlavirgendelpilar.es). Pero no nos libramos de un mal de España que yo he comentado muchas veces: la mediocridad. En primer lugar de los políticos. Hemos visto un gobierno que ha reaccionado tarde y mal, con falta de previsión y visión a medio y largo plazo. Sin tocar fondo en los asuntos, contradiciéndose muchas veces, creando un caos de pedidos de material sanitario entre el gobierno y las autonomías. Y unos informadores médicos empeñados en hablar del pico de una curva más que de la exactitud de los datos y demostrando claramente del ministro hacia abajo su desconocimiento de la estadística que es algo más complejo que la aritmética. Y un presidente con unas largas peroratas, repetitivas, no contestando con precisión y concreción a las preguntas -filtradas- de los medios y repitiéndose continuamente. Hasta el aburrimiento. Todos dando los datos fríos de fallecidos . Por ello llama a muchísima gente la atención, sobre todo a los que hemos vivido en el mundo anglosajón, la ausencia de cualquier referencia a rezar por tanta desgracia, dolor y muerte y acudir a Dios. Del Vicepresidente Segundo uno se lo puede esperar por su background ideológico. La gran mortandad en las residencia de ancianos, que en último término dependen de él, espero le haga reflexionar profundamente. Del presidente no. Ha estudiado(1990-95) su carrera de Administración de Empresas en la Universidad María Cristina de S. Lorenzo de El Escorial, universidad privada, regida por los PP. Agustinos, con sede en el Monasterio de El Escorial. Tal vez por eso no quiso aparecer en la orla de su promoción. Ni durante muchos años puso esa información en su CV. Decía que había estudiado en la complutense a la que está adscrita. Fue OK Diario quien el 20-4-2018 lo desveló. Se podía esperar que algo se le podía haber pegado al convivir con religiosos, estar al lado de un monumento nacional y patrimonio de la humanidad que es un canto a la fe y a Dios, donde se da una "formación humanista y cristiana". Pero no. Que contraste con el Reino Unido. Se puede no estar de acuerdo con muchas cosas de Boris Johnson, sobre todo del Brexit sobre el que he escrito tanto en el diario económico Cinco Días. Pero cuando bajó a la realidad y tuvo que dar su primera rueda de prensa-con puntualidad- al referirse a los muertos dijo: "mis pensamientos y oraciones están con ellos". Y a los pocos días, cuando él entro en cuarentena-allí sólo es una semana en principio- y desde Downing Street dio la información Michael Gove, su número dos, dijo exactamente las mismas palabras. Y el ministro de sanidad, Matt Hancock que acababa de salir el pasado día 2 de su semana de cuarentena, dijo lo mismo. Y tienen la sinceridad de reconocer que su objetivo de hacer 25.000 test al día no lo han conseguido, que hacían 8.500 y explicó todos los medios industriales, laboratorios, etc. para llegar a fin de este mes a 100.000 diarios. Sus gráficos de contaminados por edades, de % de ocupación de UCIs, etc. son exactos. Y cuando el príncipe Carlos salió de su semana de cuarentena y hablo de los fallecidos, comentó que "oraba por ellos". Y el Reino unido no se distingue por su espiritualidad. Pero así es el mundo anglosajón. No tienen complejos. Lo mismo pasa con Trump. Se puede no estar de acuerdo con él en muchísimas cosas. Pero pide la ayuda de Dios ante los efectos mortales de la pandemia. No en vano en el dólar, como saben los lectores, aparece "In God we trust". Me viene a la memoria, como supongo a muchos de Uds., el Papa Francisco el 27 de marzo pasado dando su homilía en una plaza de S. Pedro lluviosa y vacía y luego impartiendo la bendición especial Urbi t Orbi desde el atrio de la basílica también vacía, con la Custodia, habiendo pedido la ayuda de Dios para no naufragar y hundirnos en esta tormenta. Roma, sede de los pilares de la Iglesia, Pedro y Pablo. Qué casualidad. Los nombres de los dos protagonistas principales de nuestro gobierno. Tal vez por eso, nos ha llegado a muchos un video de YouTube del sacerdote Santiago Arellano de Navarra, que hace un canto a la fe multisecular de España, a su devoción a María y hablando con mucho respeto de nuestros dos gobernantes, pide su conversión. Ojala Dios le escuche. Que levanten la mirada al cielo, que adquieran la tercera dimensión en su vida, sin la cual no hay ni volumen ni perspectiva. Sino, su vida es plana, de dos dimensiones, y por tanto irreal, falsa. Y es que la reacción heroica de la mamá sociedad, sobre todo del sector sanitario tan contagiado, ante la ineficacia del papa estado, es muestra del espíritu español a lo Agustina de Aragón. Como lo es los sacerdotes que por fin en algunos hospitales –bien protegidos-han empezado a entrar a auxiliar espiritualmente a enfermos terminales con gran alegría del personal sanitario. Lo contrario era inhumano. Acabo citando la oración de los obispos de Europa ante la pandemia: piden a Dios "energía a los médicos, enfermeros y voluntarios y sabiduría a los gobernantes". Buena falta les hace. Esta Semana Santa empezada este Domingo de Ramos, silenciosa, sin procesiones- la procesión va dentro de cada casa y por dentro de cada uno- es una oportunidad única e histórica en su vida para acabar en la luz y gloria de la Resurrección. Lo sabemos los que nos hemos convertido: "La Verdad os hará libres".

JOAQUÍN ABÓS

INTERNATIONAL BANKING & BUSINESS ADVISOR