Opinión
Por
  • JOSÉ MANUEL MUR

La infancia bajo llave

Llega la primavera a Huesca. Los árboles, la hierba, los pájaros, el sol, todo nos dice que el invierno va quedando atrás. Pero esta primavera está incompleta, faltan las risas, faltan las carreras, faltan las bicis, faltan los juegos de nuestros niños y niñas.

Llevamos cuatro semanas con la infancia bajo llave. Confinados en sus casas, los peques sobreviven a base de talleres, bailes, imaginación a raudales, repostería y pantallas.

Son los grandes olvidados, en el decreto del estado de alarma no se menciona a la infancia ni una sola vez, nada, ni una mención. Que vivimos en una sociedad "adultocentrica" que invisibiliza a niños y niñas y los reduce a meros "proyecto de personas" ya lo sabíamos, pero que en una situación como esta, un grupo tan vulnerable iba a ser totalmente omitido no deja de sorprender.

Solo nos ha preocupado su instrucción, que hagan deberes, que así están "entretenidos" y de paso damos trabajo a los siempre cuestionados profes.

A fecha 13 de abril llevamos 4 semanas, y de momento si nada lo impide, van a ser dos más como mínimo. 6 semanas en la vida de un peque de 7 años equivale a 8 meses en la de un adulto de 40 (recordemos que el cerebro mide el tiempo en función del tiempo vivido, por eso los días pasan más rápido conforme vamos haciéndonos mayores).

Desde las ventanas, miles de ojos infantiles ven a adultos, a abuelos, a perros, a muchos vehículos por las calles. Y no pueden entender, porque no es comprensible, que ellos no puedan salir. Pues NO son bombas biológicas, que trasmitan el virus más que el resto, y NO son un colectivo especialmente vulnerable a los efectos del virus (como sí lo son las personas mayores, que necesitan una especial protección).

No olvidemos, el estado de alarma establece que "Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad" es posible salir. La OMS dice que los niños y niñas deben estar al aire libre mínimo una hora al día. Vamos camino de las 6 semanas, salir a la calle es ya una necesidad para los peques. "Ellos se adaptan a todo" nos decimos para tranquilizar la conciencia. Pero esa adaptación tiene un coste, en su salud física y sobre todo, mental.

Hay muchas fórmulas, muchas maneras de organizar una pequeña salida a la calle diaria, en varios países lo están haciendo. En Italia o Francia pueden salir una hora al día, acompañados de un progenitor.

Después de un mes, es hora de girar un poco la llave. De confiar en la responsabilidad de las familias, por el bien de los peques que en el fondo es también el bien de todos y todas: son nuestro futuro.

JOSÉ MANUEL MUR

Asociación TUMWACO