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  • Diario del Altoaragón

¿Y si repensáramos la educación?

El gobierno anunció este miércoles la promoción automática de todos los alumnos salvo casos muy excepcionales. Las autoridades se apresuraron a matizar que no se trata de un aprobado general, sino que las asignaturas pendientes habrán de ser recuperadas el próximo curso. Una medida de estas características obedece a las circunstancias excepcionales que concurren, con las aulas vacías, los docentes desviviéndose para sostener el pulso de la enseñanza a través del teletrabajo y los meses fatídicos que se echan encima sin que se atisbe el final del estado de alarma y, sobre todo, la vuelta a una cierta normalidad que permita devolver la vida a los colegios.

Las oportunidades que entregan las crisis, sobre todo cuando concurren verdaderos cataclismos, nos ofrecen escenarios en los que repensar absolutamente todo. Es, además, lo propio del ser humano, dotado de la capacidad de absorber conocimientos, de desarrollar habilidades y, sobre todo, de reflexionar, de abstraer lo establecido para vislumbrar nuevos caminos más fructíferos. En el plano educativo, el arma más poderosa para el progreso de la humanidad como sentenció Nelson Mandela, el espíritu crítico habría de ser la actitud permanente para cuestionarnos el presente y adentrarnos en lo porvenir, con la vista puesta en el horizonte y el motor del interés general y de la universalidad.

Paradójicamente, la herramienta para el desarrollo de la personalidad de las nuevas generaciones queda fuera de todo discurso sobre la necesidad de pactos y de consensos. Y, sin embargo, es el cimiento de todo cuanto nos acaece y de nuestra capacidad de supervivencia como especie. Aunque el arco político no lo crea, resulta, más que probable, imperativo repensar nuestra educación. El antídoto contra todo lo negativo.

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