Opinión
Por
  • Pilar Marín Serra

Por este medio hacia el Cielo

A ti, por supuesto, mamá: 18 de Abril, marcado por el dolor y la impotencia ante una pandemia que nos muestra, una vez más, la insignificancia del ser humano, y, al mismo tiempo, toda su energía y su valor.

Para el resto del mundo, una jornada más de trabajo, de confinamiento y de resistencia.

Para mí, tu recuerdo se vuelve más latente. Y es que, ante la situación excepcional del encierro y los aplausos, mi corazón se llena de dolor, y mi mente, de desarraigo y soledad.

Otro gran acontecimiento vivido sin ti.

Y, sin embargo, pesan mucho más todas aquellas ocasiones en que, unidas, nos saltábamos el régimen a base de helados, y reíamos en gran complicidad. Por eso, porque era tu cumpleaños, y porque era una delicia estar juntas.

A tu muerte nuestra familia se resquebrajó. Fueron momentos muy duros para todos. Yo se que trú eres feliz como lo somos nosotros, porque hemos sabido reunir nuestros trocitos de angustia, de dolor, y, también, de orgullo, y hemos construido un nuevo porvenir que hunde sus raíces en el pasado, pero se proyecta en el futuro como una nueva realidad.

Hoy no es un día plenamente feliz; está teñido de nostalgia y melancolía, y... SI, también, de felicidad. Una felicidad amarga al no tenerte ya; Una felicidad llena de esperanza al recordarte.

Felicidades mamá.