Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Pasar al contraataque

Una de las fases que más vértigo da a los gobiernos, a los partidos políticos y a todos los agentes de la vida pública es la que equivocadamente se ha denominado "desescalada", una frivolidad en un idioma tan rico como el español. Es razonable esa sensación cuando España y el mundo se han enfrentado a un fenómeno desconocido, con una capacidad destructiva insospechada, por más que la diligencia institucional tenga fundamentos como mínimo para la discusión, cuando no para la crítica abierta. Pero esa obviedad no empece para otra, y es que nadie puede asegurar que tenía el más mínimo atisbo de la magnitud de la tragedia que iba a perpetrar el virus. Todos hemos actuado a la defensiva, con recursos insuficientes y desconocimiento evidente.

Todavía restan episodios que nos harán lamentar y pensar en duelos y reconocimientos, pero más allá de la identificación de la meseta o de otras expresiones con las que nos estamos familiarizando, resulta más que conveniente pensar en el contraataque, esto es, en el retorno prudente hacia una normalización que debe avanzar después de seis semanas de reclusión en las casas. Cada paso ha de estar sumamente medido, pero la clave es la identificación de las posibilidades de reconquistar los espacios públicos, comenzando por aquellos, como el medio rural, menos conflictivos para la convivencia y siguiendo por los sectores más sensibles, más vulnerables, que más precisan de protección pero también de la rutina en los hábitos existenciales. Luego, llegará la imperativa aplicación de políticas para definir las prioridades, como la turística a la que ha aludido el presidente Lambán, porque además tiene mucho que ver con nuestro modo de vida. El contragolpe, mientras se vence al virus, ha de ser precavido pero es imprescindible.

Diario del AltoAragón