Opinión
Por
  • ROGER IZOARD GERPE

Verde, azul, gris casi blanco, rojo, naranja, amarillo, marrón, violeta, negro...

Porqué si algo tiene de positivo el COVID, es que hemos dejado de machacar el planeta tierra. Todo entero, de golpe, desde la actividad más rutinaria como arrasar el monte a excursiones en el Montseny o la Senda de los Cazadores, hasta las grandes contaminaciones que producen nuestros vehículos, la industria, el turismo, los productos químicos, etcétera.

Y aun con el poco tiempo que ha pasado desde el estado de alarma a nivel mundial, pongamos, unos 40 días, ya podemos ver los cambios, únicamente observando la naturaleza, de bosque o el mar, a simple vista.

Los colores han cambiado o han recuperado la efervescencia perdida, a golpe tras golpe de esta sociedad de consumo, que ha empezado a consumirse a sí misma y a la que podría salvar un virus.

De día, el cielo es más azul, más intenso, más expresivo y las nubes van y vienen con total nitidez, hasta se permiten unos loops, libres. De noche, la oscuridad es total, hay más estrellas y brillan más y cuando hay luna, por fin vemos sus grandes y profundos ojos y su linda boca, es la dama de la noche.

Las plantas, en Barcelona o Jaca o donde sea, son más verdes y hay muchos tonos, ve de manzana, verde estridente, verde salvaje, verde que te quiero verde. Es una maravilla observar cómo ahora que pueden alargan sus extremidades para llegar al que fuera su hábitat natural, ahora ocupado. Los jardines han dejado de tener fronteras, se mezclan las flores con las enredaderas, los árboles y los cactus. La vita è bella! Los océanos, los mares y sus seres vivos, con la de mierda que les echamos en las embarcaciones de ocio, turísticas y de transporte de mercancías, amén de la pesca y la construcción. Deben estar celebrando una orgía de pureza y libertad inaudita, no me lo puedo llegar a imaginar, pero indudablemente me gustaría participar. Debe ser como un millón de orgasmos en uno solo, que subidón.

Y tras comprobar estos cambios que todos y cada uno de nosotros/as podemos palpar, yo me pregunto: ¿no sería el momento que, entre tanto militar y ministra, apareciese el titular de la cartera de Medio Ambiente y nos hablara de los enormes beneficios sociales que la salvaguarda del medio ambiente nos puede aportar Ahora que el nivel de información es pírrico y estamos atentos a cualquier noticia que no sea el virus. Ahora que vemos que nuestros actos efectivamente tienen resultados a corto plazo en la tierra.

Ahora que ya hemos empezado a cambiar nuestra forma de vida, por causas indeseables sí, pero a estos efectos prácticas, si de verdad hay un propósito medioambiental más allá de las palabras (que personalmente dudo) es el momento de aprovecharlo, pues los resultados están a la vista incluso de los más escépticos.