Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una reconquista del sentido común

Aunque el ser humano albergue arcanos difícilmente descifrables, en la vida pública el raciocinio y la naturalidad deben mecer las corrientes de funcionamiento, de probidad y de pensamiento. Por supuesto que son bienvenidas y aclaradas las expresiones de ingenio, tanto como las exhibiciones de orden y rigor que han de acompañar el cerebro de crea, el que estructura y el que siente. Pero todo ha de fluir por su carril. Para los problemas que demandan soluciones complejas, la aplicación ha de apelar a la ciencia y a las humanidades para configurar una ecuación cuyo resultado fructifique virtuosamente. Para lo que demanda sencillez, el sentido común se debe enseñorear de los centros de decisión, so pena de incurrir en el caos más absurdo que hay, que es el de complicarnos con zancadillas a nosotros mismos.

La pandemia ha volteado nuestras vidas, sumidas en la confusión ante su virulencia. Estado en el que se han sumergido las autoridades, que no supieron o no pudieron ver la profundidad del ataque vírico. Y quizás es una explicación para comprender el desasosegante rosario de anuncios erráticos que no hacen sino confinar las esperanzas, de la misma forma en la que hemos recluido nuestras existencias. Hay que reconquistar el criterio, la sensatez, la sensibilidad y la responsabilidad. Hay que dejar retornar a los huertos en el medio rural, donde difícilmente alguien se puede infectar. Debemos oxigenar, con todas las precauciones y medidas, a los niños, como hemos de pensar en sacar del enclaustramiento a los mayores. El panorama es delicado, pero precisamente por su inestabilidad necesitamos tanta audacia como prudencia. Y que el liderazgo no tenga sólo boca, sino también ojos y oídos para iniciar la escalada hacia una normalidad que tardará en abrazar su plenitud.

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