Opinión
Por
  • GABRIEL VIELA GRACIA

Carta de un joven al Covid-19

Actualmente, estamos ante un suceso que nadie esperaba ni creía posible. Tal vez los hombres y mujeres de ciencia sí, pero nadie de a pie se podía imaginar que un mal bicho llamado Coronavirus pudiera someter a la población a tal nivel de sufrimiento.

Los jóvenes estamos viendo cómo este monstruo cruel y nauseabundo, desarrollado aún no se sabe dónde, se está llevando por delante nuestro pasado y nuestro futuro. Estamos padeciendo la pérdida de nuestros abuelos, personas esenciales en nuestra sociedad y también, cómo lo están haciendo nuestros progenitores que al fin y al cabo, en muchos casos, son lo suficientemente jóvenes como para haber tenido gran relevancia en sus trabajos y marcarán el futuro próximo de nuestro país.

También vivimos día a día el sufrimiento de familiares y personas cercanas que tienen pequeños comercios y pymes. En el caso de nuestra ciudad, Huesca, muchas manifiestan la incertidumbre y el miedo por no saber cómo será el día de mañana y qué podrán dar de comer a sus hijos. Cabe hacer mención especial, desde luego, a esos jóvenes emprendedores que, a pesar de que nunca han recibido suficientes ayudas, han sido y son valientes en uno de los campos más sacrificados a día de hoy, el del emprendedor y muchos otros que se esfuerzan por trabajos temporales que seguramente no sean los trabajos de sus vidas pero tienen el corazón y la capacidad de esfuerzo más que suficiente para realizarlos y querer salir adelante, sin olvidar sus estudios u otras actividades y aficiones. Todos ven el futuro sin seguridad, siguiendo solos su camino.

A estos dos aspectos de tal relevancia, el económico y el social, se pueden añadir muchos otros campos como podrían ser el de los jóvenes deportistas, los adolescentes en la ESO, los alumnos que se la juegan con la EVAU este año...

En lo que a mi ámbito respecta, un humilde estudiante de Derecho de la Universidad de Zaragoza, también puedo afirmar que los universitarios nos sentimos desconcertados a nivel académico. No sabemos de quién es la culpa ni se la queremos echar a nadie pero, lo que sí podemos decir, es que poca ayuda hemos recibido. A día de hoy, hay muchas asignaturas en las que no sabemos cuál es el método de evaluación en los exámenes que se han de realizar en un mes.

Cambiando de tercio como se dice en el mundo taurino, a pesar de nuestros anhelos e inseguridades mencionados anteriormente, la sociedad se siente profundamente orgullosa de todos esos jóvenes que vemos cómo se parten el pecho para que no falte de nada en los supermercados; de todos aquellos que se acaban de graduar en enfermería y están ahí, al pie del cañón; de todos esos policías y guardias civiles que sin pensárselo decidieron colaborar para lo que hiciera falta y cómo no, de esos agricultores que trabajan sus tierras sin descanso para hacernos llegar sus productos. Seguramente me deje a muchos jóvenes de diferentes ámbitos ya que son muchos los que están ayudando. A todos vosotros, gracias y mil gracias por vuestro esfuerzo y por demostrar que hay cantera suficiente en una España próspera en la que todos somos imprescindibles.

Los jóvenes, con nuestra vocación, esfuerzo, compromiso, estamos dando ejemplo a muchos políticos que con sus discursos parece que quieren dividir el país y además, hemos dejado claro que más allá de ideologías tenemos otro tipo de ambiciones que no se reducen a discutir todo el día para no llegar acuerdos.

Para finalizar, quiero decir que los jóvenes debemos seguir dando ejemplo. Seguramente este año nuestra querida Huesca se quedará sin San Lorenzo por mucho que nos duela. Lo habrá al año que viene al igual que muchos otros festejos y actividades. Debemos pensar que todos los esfuerzos que hagamos en el presente protegerán la vida nuestros mayores y niños. Esta será la recompensa para todos. Habrá merecido la pena.

Más pronto que tarde, volveremos a encontrarnos y con nuestros rostros sonrientes volveremos a llenar nuestras calles. Mucho ánimo a todos ¡Viva Huesca! ¡Viva San Lorenzo!