¿Desescalamiento?

Ya estamos a punto de cumplir la decimosexta semana, desde que el líder socialista logró el 7 de enero pasado ser investido presidente del gobierno español, luego de tres intentos fallidos y por apenas 2 votos.

Cierto es, que en cuanto le fue posible formó un gabinete de 22 ministros -entre los cuales hay 4 vicepresidencias- e inició un forzado idilio con el líder de Podemos, a quien concedió, además, cuatro ministerios.

Pero, no había que ser precisamente un visionario para poder predecir que tendría corto recorrido y, en efecto, fue tan breve que duró lo que un caramelo en el patio de un colegio -eso sí- alimentando la hoguera de críticas tan feroces como desbocadas por parte de la oposición.

Luego, como bien es sabido, apareció con fuerza inusitada el coronavirus, haciendo que nuestro país logre obtener el triste récord de ser el segundo mundial en la lista de contagiados y el tercero en la de fallecidos.

Y es que, aparcando lo negativo, lo positivo bien puede estribar en el presumible ¿desescalamiento anunciado hoy día a bombo y platillo por el Gobierno, así como en la congelación del conflicto separatista catalán -tema vidrioso donde los haya- y que parece, de momento, haber quedado semejante pretensión tal como estaba, es decir, en agua de borrajas.