Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La EPA será la uci económica si no hay audacia

En la severa dificultad en la que se halla la cultura del entendimiento, en la tremenda discapacidad humana para buscar la empatía y la escucha activa, en la fluidez con la que los tácticos de la nada buscan estúpidamente intereses de bandería frente al bienestar general, se nos ha presentado en el salón de esta casa que es España la Encuesta de Población Activa, apenas disfrazada leve que no definitivamente de lo que será su atuendo a partir de ahora y por tiempo indeterminado. Tan cierto es que la semilla de la desaceleración estaba sembrada como que las estadísticas cosechadas ayer apenas han sido afectadas por el terrible temporal que se manifiesta en el mes de las aguas, mientras, como escenifica la canción de moda (Resistiré), los vientos de la vida soplan fuertes y tenemos poca certidumbre de ser, como país, el junco que siempre sigue en pie.

Miren, el retrato de la España activa es el que hemos dibujado a lo largo de siglos y de décadas de historia, con trazos que no han sabido apreciar que el lienzo demandaba, para convertirse en obra de arte, mezclar las tonalidades para salir de una suerte de predominio de los servicios e incorporar más de producción, de industria, de innovación, de valor añadido. Y en estas estamos, como se atribuye a la madre de Boabdil el Chico, ni siquiera dándonos cuenta de que tendremos que llorar como cigarras lo que no supimos defender como hormigas, que lamentar como perezosos lo que no supimos edificar como abejas obreras. Pero no es hora de lamentos, sino de mirar más alto y más lejos, de remangarse, de mirar de buena fe a quien no está en nuestro mismo espacio y de ser audaces. Ahí están concernidos gobiernos, empresarios, sindicatos y todos y cada uno de nosotros. El que escatime, condena un poco a todos.