Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Nada menos que economía... y mucho más

La Colonia Española, siempre noble y generosa, tiene una oración y una lágrima para las víctimas de una ilusión funesta, de un virus perturbador. Pero la Colonia Española no puede menos de reconocer que, en el inflexible cumplimiento de las leyes está la única salvaguarda del orden y el florecimiento". Tal se manifestaba la legación de residentes en Santa Fe de Tierra Firme ante Santos Banderas, Tirano Banderas, en la novela predilecta de Ramón del Valle-Inclán. Con todos los reparos hacia la autoridad que desprende la novela, revela el respeto a la autoridad como guía de las certidumbres de los españoles en la república imaginaria hispánica. En el azoramiento de los temerosos moradores de tierra caliente y extraña, el horror por el "virus" revolucionario y su pertinente terror a lo ignoto y a la pérdida de sus hábitos y hasta de sus existencias.

Se resistían así a una nueva normalidad en circunstancias distintas a las que hoy elevan nuestras zozobras, porque la pandemia de la enfermedad ha trascendido incluso la frontera de la adversidad para demandar respuestas que nunca sospechamos porque jamás estimamos un paisaje en el que el ser humano hallara tal hostilidad para su cotidiano proceder.

El azote de la coyuntura actual sobrepasa todo paradigma que haya disfrutado o padecido el planeta, y pone a prueba no sólo al homo sapiens sino también al sentiens, desbordados ambos ante el escenario en el que incluso la economía se ve desbordada no por el efecto destructivo de la situación, sino también por la afección a nuestros hábitos. A esos que nos conducían automática y placenteramente hacia la hostelería y el comercio, donde cosechábamos la cultura de un pueblo alegre en la convivencia. En el equilibrio y la voluntad radicará, o no, nuestro carácter colectivo.