Opinión
Por
  • ASUN SÁNCHEZ RAMOS

Abrazos

En estos tiempos que corren, en los que el incendio de la trágica pandemia del corona virus sigue bien presente entre nosotros -pese a la existencia de alguna voz optimista que advierta estar a punto de ser controlado- se echan mucho de menos entre la ciudadanía los gestos de afectuoso saludo, los apretones intensos de mano y -sobre todo- los abrazos.

Porque, respecto a la falta principalmente de estos últimos, esta fehacientemente demostrado por múltiples especialistas que, aparte de reducir a las personas su presión arterial, tranquilizan, reconfortan, calman la angustia y alejan temores.

Más allá de estas bondades, el hecho de rodear con nuestros brazos a la gente, bien sea pareja, amigo, compañero o simple desconocido unido por una situación puntual, además de denotar cariño, camaradería, acercamiento, apoyo, o incluso consuelo, libera en el otro ser humano la llamada hormona de la oxitocina, al crearse automáticamente una enorme sensación de bienestar entre ambos individuos.

Y es que, pocas cosas hay tan hermosas en nuestra vida cotidiana, en efecto, como fundirse de manera espontánea y sincera con alguien en uno de ellos.