Opinión
Por
  • PEDRO GARCÍA

Sabe que con la muerte no se acaba todo

En estos días, algunos sacerdotes se han podido encontrar con una primera reacción de rechazo a su presencia, como si su llegada les fuera a anunciar su muerte inmediata. Después viene la reacción cuando se les habla con claridad. No se trata de tranquilizar la conciencia de nadie a base de cuentos de fábula, como: "El Señor es misericordioso y nos perdona siempre, hagas lo que hagas"; "no te preocupes, has pecado mucho, pero el Señor no tiene en cuenta esos pecados; te ama más"; "cuidas del planeta, no hay más pecados", etcétera. El sacerdote anuncia la muerte del pecado; por eso le molesta tanto al diablo que vistan de sacerdotes. Ante la conciencia de ver avecinarse la muerte física, el creyente lo que de verdad necesita es vivir antes la muerte al pecado. Sabe que con la muerte no se acaba todo y desea prepararse. Y así gozará de la alegría del hijo pródigo. Y no solo. Verá en esa muerte al pecado el gozo adelantado de vivir con Cristo la resurrección.

Pero si nosotros no somos conscientes del mal que hacemos, de nuestro pecado personal, de nuestras acciones contra Dios, contra nuestros hermanos, contra nosotros mismos; y no pedimos perdón arrepentidos, nunca llegaremos a apreciar el amor con que el Señor muere en la cruz para redimirnos, y nunca gozaremos de la vida eterna.