Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La fase 1 obtiene mayoría absoluta

El discutido y discutible ideólogo y táctico de Moncloa, Iván Redondo, parece haber medido el simbolismo de la transición entre fases en la evolución de la vuelta a la nueva normalidad, que maldita sea respecto a la vieja que tantos añoramos sin ser por ello retrógrados, sino simplemente nostálgicos de valores que nunca debemos perder. Los titulares rápidos eran sencillos: el 51 % de los españoles avanzan en movilidad y confort respecto a la reclusión. Le ha salido una vena semiológica al gobierno, quizás por el alivio relativo -¡uff, 26.000 muertos son muchos!-, y ora atribuye el repunte de las estadísticas a un accidente de tráfico tremebundo, ora deja en la mayoría absoluta que simboliza el 51 % a los territorios que no cumplen los requisitos suficientes como para abrirse sin riesgo de que rebroten los contagios y, consecuentemente, las dificultades para el sistema sanitario y la cifra de decesos. No conviene apuntar con el dedo, en un Estado en el que ha de imperar la solidaridad y sobre todo porque habrá que analizar mucho sobre las carencias y los excesos de esta etapa de nuestras vidas, sino asumir con humildad los afectados -algo que tampoco se aprecia en algunos casos- y apoyar el conjunto a los que más sufren como corresponde a los comportamientos éticos y humanos, como compete a las administraciones estatales.

Aquí no hay mayorías absolutas en la razón ni en el convencimiento. Se cumplen 56 días de estado de alarma, que por el momento se irán hasta los 70, y ya hemos igualado en la particular competición a Wuhan (en el resto de guarismos, al menos oficialmente, le hemos superado). Y una de las inquietudes es que los ciudadanos percibimos más amenazas y admoniciones que planes y certezas. Y, en el lodazal del miedo, sí que somos casi unánimes.

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