Opinión
Por
  • MANUEL CAMPO VIDAL

Temor a más muertos por hambre que por virus

Hay frases que ilustran, otras que inquietan y alguna que hiela la sangre. De todo eso hubo en la rica entrevista con Josep Borrell, vicepresidente de la Unión Europea y Alto Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Numerosos comunicantes de entre más de dos mil que la siguieron a través de la web nexteducación.com destacaron cuánto habían aprendido. Borrell, catedrático de Matemáticas en Ingeniería Aeronáutica y doctor en Economía, explica Europa y el mundo con una capacidad didáctica que tanto se añora en política.

Algunas muestras: para destacar la excesiva dependencia de China, Borrell advirtió que "en Europa no se fabrica ni un gramo de paracetamol" porque, como sucede con otros productos, "solo se valora el precio y no su valor estratégico". Así nos fue. Llega una crisis y, si hacen falta toneladas de medicamentos, de mascarillas, batas y guantes, primero se abastece al mercado local productor y los demás nos quedamos improvisando defensas con bolsas de basura, como les ha pasado a los esforzados médicos y enfermeras. A ver si aprendemos.

Borrell ha acuñado el término "guerra de narrativas" en torno a esta crisis. En esa batalla China acusa a Estados Unidos de generar el virus y al revés; en el segundo capítulo de la serie, China vende que es el país que más ayuda al resto; y en el tercero defiende su modelo político como el más eficaz. El vicepresidente europeo aporta algunos datos relevantes: cuando comenzó la infección, la Unión Europea, sin crisis, ayudó a China con material sanitario, pero no se supo; y luego Alemania envió toneladas de mascarillas a Italia. La noticia no abrió telediarios, que sí destacaron después que llegaba ayuda de China, Rusia o médicos cubanos. Atentos a esto: "¿Por qué ahora tenemos reservas de petróleo? Porque hubo una guerra del petróleo. Después de esta crisis, la sanidad pasa a ser cuestión de seguridad y habrá que constituir reservas estratégicas de medicamentos y material sanitario". El mundo será diferente, incluso en las prioridades gubernamentales.

Tras confirmar que solo el Gobierno español ha presentado un plan serio para la reconstrucción de Europa, Borrell admitió que las relaciones con Estados Unidos venían deteriorándose desde la llegada de Trump; y que no cabe esperar un nuevo Plan Marshall, como el que ayudó a recuperar Europa tras la segunda Guerra Mundial. Pero nos estremeció cuando, al responder una pregunta desde la FAO en Roma, reveló que "el Gerente de ese organismo, que atiende la agricultura y la alimentación en el mundo, me expresó su temor de que en esta crisis termine habiendo más muertos por hambre que por el virus". Demoledor. Y reclamó atención para América Latina, en especial para Haití, Centroamérica y los países que reciben el impacto de los que huyen de la situación venezolana. Sorprendió al revelar que en Europa hay ayuda disponible pero que el cierre de aeropuertos impide su distribución en África y otras áreas del mundo.

Tranquiliza tener algunos personajes de alto nivel en el puesto de mando. Escucharlos permite compensar otros impactos decepcionantes. Hay sesiones en el Congreso durante esta crisis que mejor que tengan poca audiencia televisiva. Ahorrar en decepciones es bueno para la salud pública. La ansiedad también se combate con palabras claras e inteligentes.