Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Nos pica la cara

Poco a poco nos vamos conociendo todos con la mascarilla puesta. Al principio costaba identificar a quien nos saludaba con la cara tapada, acostumbrados a ver a las personas a cara descubierta, a pelo como se dice vulgarmente. A muchas personas con las que te cruzas en el barrio sólo las conoces de vista, pues nunca has hablado con ellas. Los primeros días de uso de la mascarilla no identificabas a unos y a otros a simple vista. Ahora ya no sucede eso. Tal vez cuando nos quitemos las mascarillas nos costará también un tiempo identificar a los conocidos a cara descubierta. ¿Pensaremos entonces "no sé de qué me suena esta cara" El Gobierno recomienda las mascarillas al salir de casa, sobre todo en lugares públicos y especialmente en el transporte público. Pero no obliga a su uso porque hay colectivos que tienen dificultades para usarlas. Así es que media población las usa y otra media no. Llevar mascarilla para prevenir el coronavirus puede ser útil, pero un uso excesivo también tiene riesgo de padecer dermatitis o la aparición de hongos. En estos momentos en los que hay que evitar la propagación del virus no conviene tocarse la cara y la mascarilla impide que nos la toquemos tantas veces como solemos hacerlo, algunos estudios dicen que nos la tocamos unas 500 veces al día, otros entre 2.000 y 3.000, por instinto o porque nos pica. Es difícil contar las veces que nos tocamos porque a menudo ni nos damos cuenta. Frotarnos la frente o los ojos resulta además muy relajante. La mascarilla, sin embargo, no nos evita que la cara nos pique y nos rasquemos por encima o por debajo de ella. Se nos ha advertido de que tocarse la cara es abrir la puerta a la entrada del virus y otras enfermedades infecciosas. La razón es que tocamos todo con las manos y luego nos llevamos los microbios a los ojos y a la nariz. En un sitio he leído como remedio tocarse la cara con el dorso de la mano o con el codo, esto último imposible. Pero es muy complicado no tocarse la cara cuando nos pica porque numerosos ácaros viven en los poros de nuestra cara y entre nuestro cabello. Demodex es el nombre de la población de bichos que viven a nuestra expensas en nuestra piel, y que afortunadamente no los vemos. porque son una especie de monstruos microscópicos, invisibles a nuestra vista: tienen ocho patas cortas y rechonchas y su cuerpo es alargado. Aprovechan la noche, mientras dormimos, para aparearse y luego vuelven a nuestros poros. Tienen algo bueno, y es que limpian la piel muerta de nuestros rostros y se comen bacterias dañinas para nuestra piel. A la fuerza nos tienen que picar.