Opinión
Por
  • ESTEBAN NAVARRO SORIANO

Julio Anguita

A mediados de los noventa estuve prestando servicio de escoltas en Madrid, en la Policía Nacional. Entre nosotros, cuando nos juntábamos a comer o para tomar café, solíamos hablar de las mejores y peores personalidades para escoltar. Tengo que decir que todos los que escoltaron a Julio Anguita, hablaron maravillas de él. Uno de sus escoltas nos llegó a decir que incluso cuando Anguita tenía que desplazarse en algún viaje, donde tenía obligación de ir escoltado, siempre le comentaba al policía que si él tenía algo más importante que hacer que se lo dijese y aplazaría el viaje. Jamás conocí a un político que se preocupara por el policía que velaba por su vida, y Anguita, me consta, lo hacía.

Nos ha dejado no solo un político honrado, sino una buena persona.