Opinión
Por
  • MIGUEL ÁNGEL ALCUBIERRE

Deberes hechos

En mi época de escolar, los maestros nos mandaban deberes para casa y los llevábamos hechos al dia siguiente. Los que llevaban o llevábamos los deberes hechos llegábamos con la satisfacción del deber cumplido. Pero mi carta no va en esta dirección de mis vivencias en la escuela y me explico. Cuando allá por el 14 de marzo nos tuvimos que confinar, era una situación excepcional en ciudades y pueblos, pero yo me voy a centrar en el pueblo que es donde vivo. En los pueblos vive mucha gente mayor y muy pocos jóvenes ya que los nacimientos son escasos, de ahí que muchos pierdan población y se llegue a la situación de lo que se ha pasado a denominar la España vaciada. Como digo, en el pueblo hay mucha gente anciana que con este virus está en mayor riesgo de vulnerabilidad, unos mayores que vivieron una guerra y una postguerra que ahora les tienes que explicar que estamos en otra "guerra", esta vez contra un virus. En un pueblo no hay masificaciones de gente en autobuses urbanos, en centros comerciales, en restaurantes y cafeterías. Aquí vemos la vida pasar más tranquilamente y el riesgo de contagio es menor. Desde el Ayuntamiento se toman las medidas de higiene y seguridad con reparto de mascarillas, desinfección de calles para que todo llegue a buen fin. Y, como si se tratara de unos deberes bien hechos, la nota ha sido de 0 infectados y 0 muertos, unos ceros que, lejos de ser una mala nota, saben a sobresalientes. Ahora estamos en lo que llaman desescalada, no nos podemos relajar porque el " bicho" sigue al acecho, una situación que se llevará progresivamente desde la fase 0 hasta la 3. Una desescalada en la que poco a poco se permite viajar a segundas residencias, pronto nos podrán visitar familiares y amigos. Todo muy normal pero lo hagamos desde la prudencia, la responsabilidad y el sentido común para entre todos conseguir ese aprobado general del deber hecho que nos lleve a una vuelta a la normalidad.