Opinión
Por
  • MARIANO PLANA BLANCO

Los docentes

Tras dos meses confinados por el COVID-19, alumnos y profesores hemos tenido que abrirnos al mundo de las nuevas tecnologías para poder seguir de manera virtual el curso. Google Classroom, Gmail, Meet... Todos los medios que podamos imaginarnos para continuar (como podemos) de las clases a distancia. ¡Ahora sí que parece que estemos todos estudiando por la UNED pero sin exámenes presenciales! ¡Maldito virus! Semanas y semanas quedan atrás de problemas con los envíos, con las publicaciones... ¡Un caos! Pero ahora, después de que muchos trabajadores de diferentes sectores han empezado de nuevo a ir a trabajar de una manera "normal", los docentes siguen en sus casas, siguen con los mismos medios para trabajar que aquel 16 de marzo cuando la "rutina" empezó de manera diferente. El otro día, escuchaba un programa de radio en el que les dedicaban los aplausos a ellos, y hoy, mi pequeño gran homenaje también va para los docentes. Algunos, alejados de las tecnologías, han puesto todo su empeño para que todo saliera de la mejor manera, otros, quizás con más conocimiento de estas, a través de una llamada telefónica podían resolver todas esas dudas que surgieran a los más rezagados, los menos, se comunicaban con algún alumno para ver si todo salía correctamente... En resumen, se han adaptado a marchas forzadas, y además, su trabajo ha sido doble, como el de los alumnos. Vuestro trabajo como profesores, y algunos como padres, preocupándose de la vida de sus alumnos, y haciéndonos llegar todo el cariño y ánimo en estos momentos ha sido maravilloso. Vuestra naturalidad, indescriptible. Vuestra amabilidad, sensatez y coherencia, reconfortante. Creo, y espero, que todos aquellos que no se hayan dado cuenta, ahora piensen que ellos también son parte de esos trabajos esenciales. Estoy seguro de que aunque este curso no nos volvamos a ver, al próximo seguirá habiendo ese vínculo especial como el que nos ha caracterizado todo este tiempo. Muchas gracias por vuestro gran y buen trabajo, hoy los aplausos y el orgullo de saber que estamos en buenas manos, es vuestro.

Y no quiero acabar esto sin una frase de Henry Adams que dice