Opinión
Por
  • PASCUAL ASCASO

Las cosas claras

Tenían toda la razón del mundo los sanitarios al exigir el cese de Pilar Ventura por sus palabras sobre los epis. La exconsejera afirmó que "los profesionales se pusieron a fabricar material por sí mismos y se vio que era un estímulo". Sólo le faltó añadir a la monumental torpeza, quizás fuera por olvido que no lo hizo, que así hubiese resultado más barato para las arcas de la Consejería. Lamentable e imperdonable, señora Ventura. Así, mal vamos.

¿Cómo puede ser que una consejera diga semejante barbaridad en vez de proveerles, como es su obligación, de todo el material necesario para que su arriesgado trabajo lo hicieran y lo hagan con el mínimo riesgo posible para su salud No se puede permitir a ningún gobierno que una mala gestión política pueda llevar el contagio a muchos sanitarios o incluso a la muerte.

Necesitamos políticos responsables y no de los andar por casa que aspiran únicamente al cargo, importándoles un comino después el compromiso que juraron o prometieron cumplir. Hay que apechar con lo que uno acepta y no sólo con el ego de figurar y cobrar. Quien da el paso debe ser para que resuelva los problemas que se presenten y no para crearlos. Lo que dijo la consejera Ventura no es aceptable en ningún contexto, "ni político ni no político".

La consejera, lo creyeron muchos, debía dimitir por voluntad propia o si no que el presidente la cesara. Lo primero le honraría y lo según lo contrario. Y si no a ninguna de las dos cosas, el despropósito se entendería compartido entre ambos. Muchos fueron los que se manifestaron en ese sentido dolidos por lo ocurrido.

Aunque primero dijo que no dimitiría, al final lo hizo visto que las muestras de descontento no cesaban. El resultado de lo acontecido, en parte satisfactorio, no lo es del todo porque las palabras de Lambán -"no la hubiese cesado jamás"- siembran incertidumbre.

Así que las cosas claras y el chocolate espeso.