Opinión
Por
  • MERCEDES GÓMEZ

A las espaldas de San Vicente

Por detrás de la Iglesia de San Vicente, en la calle Sancho Abarca había hace un tiempo un banco que aprovechaba la gente mayor que vive en la zona para sentarse y tomar un poco el aire. Un día un camión en las labores de carga y descarga, maniobrando, aun cuando hay suficiente espacio para ello, le dio un golpe y el Ayuntamiento en vez de arreglar el desperfecto decidió quitarlo. El Ayuntamiento no se percató de que en esta zona viven colectivos vulnerables y que ese banco era un gran desahogo para personas mayores de esta zona que por salud y por edad, no podían desplazarse mucho más lejos. Como se peatonalizó el Coso, algo aliviaba acercándose a esta calle a horas de poco tránsito, porque para ellas se trata de una zona un tanto peligrosa pues al tratarse de personas mayores la proximidad a niños, patinetes, pelotas, no es aconsejable. Ahora con la llegada de la epidemia ni se lo plantean por ser personas de riesgo, con lo cual la única alternativa que les queda es sentarse en las escaleras que hay en la misma calle, aunque es evidente que ya no tienen edad para este duro acomodo. Solo quería pedir a los responsables de esta actuación que repongan el banco, les dije a las posibles usuarias que lo solicitaría y se pusieron muy contentas de pensar que podrían volver a disfrutar de él y además me recordaron que también había un macetero al lado del mismo.