Opinión
Por
  • PASCUAL ASCASO

Con la pandemia no se juega

No debemos estirar la manga más que el brazo porque nos quedaremos sin jersey. Quiero decir con esto, que no podemos hacer lo que nos venga en gana y jugar con la pandemia, porque ella puede volver a pegarnos la bofetada.

En este momento las normas establecidas por los responsables de sanidad, guardianes para decirnos lo que hay que hacer con el fin de que la pandemia no vaya a más, y que nos han hecho llegar los portavoces del Gobierno para su obligado cumplimiento. Son bastantes los que las toman de manera insensata no haciendo caso de las mismas y sin darse cuenta, o dándosela, que son actitudes imprudentes cuando no temerarias.

Esto que ya es malo de por si al contagiar al que así actúa, lo es mucho peor porque va a ser el transmisor, queriendo o sin querer, para hacerlo llegar a los demás causando por lo tanto: más padecimiento, más muertes, más confinamiento, más parálisis del país y un rosario sin fin de penurias nunca vividas que ponen los pelos de punta hasta al más insensato.

De ninguna manera se puede permitir que esto suceda y por lo tanto la vigilancia debe ser muy estrecha para que la insensatez o la mala "uva" de quien no actúe de acuerdo a las normas establecidas, lo pague como merezca y de manera proporcional al mal que pueda hacer o pretenda causar.

Hay que evitar a todo trance que no paguemos justos por pecadores lo que alguien le venga en gana, no sé con que objetivo. Como si no fueran suficientes aún los problemas de todo orden que nos presenta la vida cotidiana, para que aún haya algunos que van en busca de más problemas, siendo los paganos de los mismos todos todos. Hay que luchar contra el coronavirus en vez de hacerse cómplice o aliado del mismo.

Es necesario que la cordura la tengamos todos y que rememos en la misma dirección para decirle cuanto antes adiós a esta pandemia y poder vivir en paz. Ya vendrán los tiempos de fiestas y disfrutes, pero ahora seamos prudentes.

Así que no olvidemos que con la pandemia no se juega porque llevamos la de perder.