Un retorno de la gobernanza a los territorios

El presidente Sánchez anunció ayer el retorno de la gobernanza a las comunidades autónomas aprovechando el ritmo de la desescalada propiciado por la esperanzadora evolución de la pandemia. Es el banderazo de salida hacia el final de una crisis en la que el Ejecutivo nacional se hizo con el mando único -con desigual resultado, especialmente en lo sustantivo que ha sido la provisión de material para los profesionales- y transitoriamente aminoró las competencias sanitarias de las regiones para concentrar los criterios y las acciones de forma coordinada. En tal sentido, se han establecido dominicalmente las videoconferencias con los presidentes autonómicos, en las que algunos de ellos -es el caso del aragonés- han ido por delante proponiendo nuevas medidas que se han ido incorporando por el peso del calendario y de la razón. Ayer, sin ir más lejos, Javier Lambán lamentaba las oportunidades perdidas y las expectativas defraudadas en espacios como el medio rural donde la baja densidad de población debiera haber propiciado una normalización y una discriminación positiva que le hubiera hecho muchísimo bien.

Sin perder la vista a las decenas de miles de fallecidos y cientos de miles de contagiados que merecen nuestro respeto y recuerdo, el alivio que se percibe en España no debe hacernos olvidar que hemos de ser exigentes no sólo en las responsabilidades sino también en la demanda de la equidad. El ingreso mínimo vital y el fondo europeo son dos buenas noticias que no pueden constituir nuevos instrumentos para la asimetría con la concesión a los nacionalistas de ventajas en la gestión y beneficios respecto a los demás españoles. La multilateralidad reclamada por Lambán está en la esencia y la filosofía de la Constitución y del Estado de Derecho. Gobernanza para todos.