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  • Diario del Altoaragón

Las empresas como paradigma de salud

La promulgación de la actual ley de seguridad e higiene en el trabajo, hace ya lustros, obedeció a la constatación de que en las estructuras laborales había un déficit tanto de educación como de recursos en una faceta que, sin embargo, repercute directamente no sólo en la salud sino también en los propios resultados de las compañías. Está extendido ya, con excepciones como en cualquier faceta de la vida, el concepto de que la salubridad en las condiciones tiene una incidencia clara en la productividad y que las negligencias se pagan muy caras por parte de todos.

En la crisis de la covid-19, el papel de las empresas en términos generales ha sido admirable. Han aportado dinero, material y trabajo para subsanar la terrible escasez de protecciones para los profesionales y para la ciudadanía en los primeros y terribles momentos, en los que la administración del mando único balbuceaba en lugar de actuar, y cuando lo hacía la precipitación y las dificultades del mercado conducían a defectos cuando menos inquietantes. En los centros empresariales, se llegaron a confiscar test y otras modalidades de equipamiento.

En tiempo de retorno a la actividad, las empresas están diseñando lugares de trabajo seguros para recuperar la vieja normalidad aun respetando las exigencias de la nueva, para que sus trabajadores, sus clientes y sus proveedores abracen la confianza que todos necesitamos para producir, para servir, para suministrar y para consumir sin temor a los contagios. Han sido, fueran cuales fueren sus tamaños, modelos primero de solidaridad, luego de proactividad y ahora de promoción de la salud. Motivos más que sobrados para colocarlas en la estima y la consideración que merecen por parte de toda la sociedad.

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