Opinión
Por
  • ADELINA JIMÉNEZ JIMÉNEZ

Al señor Manuel Sarasa

No he tenido la satisfacción de conocer personalmente al doctor Manuel Sarasa. Pero sí he sabido de él, a través de los periódicos y por personas que hablaban de sus cualidades y de su gran labor investigadora.

Sobre todo en el empeño que ponía por descubrir una vacuna para erradicar la enfermedad del Alzheimer, tan dura como terrible.

Como ayerbense que soy, y por los muchos recuerdos que tengo de los años que viví en Ayerbe, cuando escucho o leo noticias relacionadas con mi pueblo, me alegro o bien me entristezco, si observo que dichas noticias no son del todo alegres, como desearía.

Tal como ha sido en este caso, ya que el fallecimiento del doctor Sarasa, habrá conmocionado no solo a Aragón, sino a toda España e incluso a países del extranjero, donde acudía tantas veces a impartir conferencias sobre su especialidad.

Por estas razones, quiero expresar mi más sentido pésame a sus familiares directos, amigos, conocidos y al pueblo de Ayerbe, todos sus vecinos estarán consternados por tan terrible noticia, sobre todo siendo tan joven todavía y por la gran labor investigadora que realizaba por el bien de la humanidad.

Pienso y espero que los lectores de este escrito, estén de acuerdo conmigo al afirmar que personas de la categoría humana y profesional como el doctor Sarasa, no debieran fallecer nunca y más siendo tan jóvenes, pues la humanidad necesita siempre estas personas tan vitalistas que entregan su tiempo y su vida al servicio de los demás.

Pero como todos sabemos la muerte es un hecho inexorable por el que todos hemos de pasar y sin que nadie lo pueda cuestionar.

Que Dios lo acoja a su lado, y que haya muchas personas que sigan su ejemplo y perseverancia en favor de todos los seres humanos.