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  • Diario del Altoaragón

La asimetría, o reequilibradora o perversa

La videoconferencia de presidentes terminó con una sensación agridulce.

Es una buena herramienta en sí misma, siempre que haya paridad. Discrepar es legítimo, tanto como consensuar (en lo sustantivo, es imprescindible), pero el fundamento de todo diálogo está la búsqueda de los criterios sobre los que avanzar. Disuelta ya parcialmente la vigencia del mando único para dar voz a las comunidades autónomas, inquietan para las menos pobladas –que son las menos decisivas en la cuenta sempiterna de los partidos estatales- los cimientos de repartos económicos, que es donde todos nos jugamos los cuartos más allá de las declaraciones ideológicas en la que, como en el popular dicho, "to er mundo e güeno". El movimiento se demuestra andando y la voluntad en la distribución de los fondos y en los presupuestos. Atribuir esos 16.000 millones sobre el censo de cada región no es humanismo, sino una condena a los ciudadanos de las más despobladas, a sus territorios y a sus opciones de futuro. Negar la gestión del ingreso mínimo vital salvo a dos autonomías es, directamente, un desprecio a la inteligencia del resto de España, donde, por cierto, de ingenio y de talento se va sobrado, tanto como de lealtad.

Existe una fórmula en la licitación de las construcciones públicas que constata la inversión por habitante y por kilómetro cuadrado. Generalizado a todo el ámbito de la administración, es la ecuación para dotar de oportunidades por igual a los españoles de todo el Estado. El coste de los servicios no es igual en las grandes ciudades y en las áreas despobladas. Si no se atiende esta realidad, se estará colocando un rejón de muerte a las mismas. Se estarán desaprovechando las inmensas posibilidades que ofrecen las provincias rurales. Se pondrán palos en la rueda de la reconstrucción de tierras fieles como Aragón. Y el discurso oficial quedará desnudo. La asimetría puede ser reequilibradora o perversa.

Diario del AltoAragón