Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Racionalización sanitaria

Se lamentaba un ilustre poeta inglés, Alexander Poppe, de que lo que la razón teje, la pasión lo deshace. Existe un componente emocional en todas las facetas de la vida al que no sólo hay que renunciar, sino que conviene cultivar con esmero. Y, sin embargo, en otras debemos adoptar mentalidades "prusianas", estructuradas, objetivas, sin resquicio para las decisiones caprichosas. Es, quizás, una de las grandes lecciones que hemos de aprender de la crisis de la pandemia que hemos padecido de una manera quizás inevitable en su existencia, pero evidentemente cuestionable en los recursos y las estrategias, si es que hubiere habido de éstas que es algo harto complicado de sostener porque, si hubo tiempo de programar la respuesta, no se hizo con la suficiente eficacia. Pero, aun con todo, debemos repensar y reforzar nuestro sistema sanitario con amplitud de miras, abriendo el horizonte para estar preparados ante cualquier contingencia, invirtiendo y contemplando cuál es el abanico de exigencias insoslayables en este nuevo tiempo hasta recuperar los parámetros del antiguo. La apertura del Centro de Salud Los Olivos, situado en el barrio más populoso de la capital oscense, está concebido para responder a un tiempo de sanidad del siglo XXI, con espacios más amplios, distancias, equipamientos, especialización y distribución racional. En ningún momento se ha interpretado como el vestido de un santo para desvestir otro, sino perfectamente complementario y atendiendo a aspectos que complementan al meramente asistencial, como el demográfico y el profesional. Hoy valoramos sobremanera la trascendencia de tener un pensamiento más profundo a la hora de planificar, sin atavismos ni estereotipos, sin prejuicios ni generalizaciones. Y nuestra salud exige rigor sin más pasión por el ser humano que a todos nos concierne.

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