Opinión
Por
  • ANTONIO VALDÉS PALACIO (ANGÜÉS)

Ahora se nos considera al agro hipócritamente

Decía Joaquín Costa que para que la economía de un país fuera bien, necesitaba escuela (buena formación) y despensa (apoyo al agro). El primer requisito se ha cumplido, pero la democracia ha abandonado a agricultores y ganaderos, empobreciéndolos a ellos y al país entero. Hemos tenido años de malas cosechas, malos precios y altos costes de producción, pero no nos han dado ni una ayuda directa el gobierno, tan sólo algún préstamo de sequía. La PAC empezó con 33.000 pesetas por hectárea y ahora sólo 20.000 en el cereal de mi pueblo, por hacer un ejemplo comparativo. La cebada y el ganado valen igual hoy que hace 45 años. Ahora, el gobierno nos apoya hipócritamente nuestra labor por la crisis del coronavirus y hasta el día de hoy nos han dejado completamente abandonados como seres humanos. Ni el estado ni las comunidades autónomas, ante el desfase de la PAC que he comentado antes, nos han hecho un copago para no perder rentas y sólo se han dedicado a subir su sueldo, crear más funcionarios y a nosotros que nos den por el saco. Además, demasiada gente se nos reía cuando el boom de la construcción. Teníamos que tener coches y maquinaria de segunda mano, llenar el corral de animales y poner buen huerto. Hemos salido a trabajar a empresas y hacernos lo de casa por culpa de los palos económicos que nos pegaba el gobierno con el impuesto de sucesiones. No se piensen algunos que nos lo han dado todo hecho, ya que por ejemplo, en mi caso, en 46 años hemos pagado dos veces el impuesto de sucesiones que hace cuenta que compramos dos tercios del patrimonio. Y hemos trabajado como esclavos parea no vender ni un palmo de tierra.

Ya vale de envidia hacia los hombres del agro por parte de esos que nos quitarían la PAC y que ahora están mal económicamente. Dios les ha castigado y lo que más me duele es que su orgullo lo van a pagar sus parejas y sus hijos.

En lo que respecta al gobierno, a mí no me van con palabras de agradecimiento, lo que quiero es apoyo, que se paguen precios justos a agricultores y ganaderos para que puedan vivir dignamente y no precios de miseria que te arruinan rompiéndote las costillas de tanto trabajar. Mientras, los políticos miman lo primero sus sueldos, los de los funcionarios y los de los vividores de la pradera que no pegan ni estaca y disfrutan de subvenciones hasta para el gato.

Nosotros, como somos cuatro votos, nos hunden en la miseria, y gracias podemos dar a Bruselas. Si no, ya haría días que nos hubiéramos muerto económicamente hablando. Para finalizar este artículo, quiero hacerlo con un dicho francés: "País sin agricultura, ruina segura".