Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Comunicar opiniones

Si hay personas que intentan por la prensa, la radio, la televisión, internet y las redes sociales, manifestar sus opiniones, es porque el hombre por naturaleza es un ser social, abierto a la comunicación, a la transmisión a otros de sus pensamientos, sentimientos y deseos. Algunas veces es posible hacerlo, otras no, pues por ejemplo a la prensa deben de llegar muchas cartas y claro, no todas son posibles de publicar, y algunas el director las debe considerar no aptas para ello. Tal vez sea por lo del dicho popular que dice que "algunas hacen sangre." Así que las cartas al director deberían ser la mayoría de ellas para fomentar todo lo que promueva la dignidad de la persona, la formación de la conciencia moral, el sentido de la vida y la convivencia ciudadana en paz. Y no cartas que digan falsedades, apreciaciones injustas, mentiras, calumnias, verdades a medias, y no juzgar las intenciones de los demás, ni ataques personales, cartas sin fanatismo, y sin herir los sentimientos de los demás.

Un proverbio de Ali-Ben-Ari-Talid, yerno de Mahoma dice: "El hombre está oculto bajo su palabra." Un ejemplo sencillo para conocer algo de una persona es, si al hablar dice muchas palabrotas y tacos. Algunos académicos de la lengua han opinado sobre esto: "Suele ser un intento de llamar la atención, un propósito de afirmar la personalidad" (Víctor García Hoz). Y Joaquín Calvo Sotelo: "Suele ser signo de pobre vocabulario, o simplemente de mala educación." Sobre la educación escribió Marañón: "Toda la obra de la educación no es más que una superación ética de los instintos." Y sin pretender "hacer la pelotilla" a los directores de prensa digo: ellos bien saben su oficio y con sentido común ven que algunas cartas son esos instintos de mala educación.