Opinión
Por
  • JIMENA SÁNCHEZ CALDERÓN

La añoranza

La añoranza, por cierto, bien cercana a la melancolía, morriña y saudade, es definida como un sentimiento de pena producido por la ausencia, privación o pérdida de una persona o de una cosa muy querida.

De ahí que la época actual de cuarentena, en la que nuestras autoridades sanitarias -con muy buen criterio e indiscutible afán de protegernos- nos han impuesto el estado de confinamiento y la ausencia del contacto físico a causa de la maldita epidemia del corona virus, será recordada muy probablemente en el futuro como una autentica pesadilla.

Cómo habrán quedado fijos seguramente en el fondo de nuestras retinas, al mismo tiempo, los denodados e ímprobos trabajos desarrollados por multitud de héroes anónimos de nuestra sociedad, que van -entre otros- desde el personal sanitario, a los de seguridad y de los servicios.

A ver si, por consiguiente, pese al recuerdo nostálgico de quien opine que "cualquier tiempo pasado fue mejor", esta trágica lección que nos acaba de dar la vida recién, puede servirnos de enseñanza para ser mejores, es decir, más humanos, tolerantes y consciente de nuestra fragilidad y finitud, así como también mucho más respetuosos con la madre Naturaleza.