Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Necesitamos una nueva era de los saberes

El coronavirus nos ha impregnado de zozobra existencial, de miedos, de incertidumbres. Y, sin embargo, en medio de la pandemia, cuando algunos países empezamos ya a respirar el alivio, otras amenazas empapan y hielan nuestro ánimo. Sin lugar a dudas, nos hallamos en una nueva era medieval en el sentido de la invocación de determinados sectores de la ignorancia, de la fe mal entendida a dogmas aviesos , de la confusión entre las emociones y y las bajas pasiones, de la búsqueda de enemigos con la tortura del fanatismo y la intolerancia, del estigma zaherido a los argumentos racionales, del derribo de los legados, de la quema de la historia con las llamas de la estulticia, del ensalzamiento de la mediocridad, del castigo a las convicciones ilustradas. El derribo de estatuas, la comprensión anacrónica desde púlpitos de alta responsabilidad del vandalismo, la subversión de incontrovertibles verdades de los anales, el desdén por el conocimiento no pueden presagiar sino destrucción e inanidad... Quienes invocan al igualitarismo haciendo más masa de pobres que impulsando el dinamismo para elevar las rentas y, con ellas, las oportunidades económicas, sociales y culturales, prestan un misérrimo servicio al ciudadano.

Tan sólo la declaración de intenciones sobre la integridad de una estatua de Cristóbal Colón constituye un innoble atentado contra la libertad que otorga el discernimiento arraigado en la lectura. Urge, entre las reformas estructurales, incorporar los libros como fundamento de la educación y de la formación continua, porque en sus páginas y entre líneas entregan una riqueza indeleble para aprender de las lecciones de las artes, de la literatura, de la ciencia y de la tecnología. La mejor herramienta, que no arma, para edificar una sociedad crítica, reflexiva y democrática.