Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Protección en la naturaleza, practicar la inteligencia

El ser humano ha sido dotado de la capacidad de la inteligencia y, de hecho, en los conceptos modernos se ramifica hasta diez manifestaciones, las siete de Howard Gardner a las que ha sumado recientemente otras tres para expresar la integralidad del potencial de todas las personas en su diversidad y en su necesaria promoción de las potencialidades. Conducirse a través de las emociones demanda, a su vez, entender la trascendencia de tomar las decisiones sin dejar de lado el raciocinio. La pasión sin cabeza conduce a las catástrofes individuales y colectivas. De ahí que la presentación del balance de los rescates en montaña del invierno reciente sirviera a la subdelegada del Gobierno, Silvia Salazar, para reconocer la labor de la Guardia Civil y para lanzar una mirada hacia el futuro próximo con el ruego a los practicantes de la montaña del ejercicio de valores como la prudencia, la prevención, la información y el sentido común, referentes que, junto a la dotación con los mejores materiales que el equipamiento y la tecnología nos aportan, nos permitirían minimizar daños y restringir los esfuerzos hercúleos de la admirada Benemérita.

Todo se expresa en el decálogo de seguridad de nuestros comportamientos en la naturaleza y, sobre todo, en los escenarios más exigentes por lo abruptos y vertiginosos, en los que el delicado equilibrio se rompe cuando las condiciones ajenas a nuestra influencia contraponen obstáculos complejos y hasta riesgosos. En tiempos en los que la protección es una exigencia suprema en lo sanitario, también lo es en la prudencia. Preparémonos, observemos, obtengamos información y, ante la duda, recordemos que un paso atrás es mucho más inteligente que un falso avance hacia el abismo. Al final, disfrutar exige guarecernos de todos los peligros. Cabeza y salud.