El pacto por la sanidad que debiera abrir senda

Si algo nos debiera haber enseñado la crisis transversal y profunda que estamos atravesando es que prestar atención al entorno puede ser tan vital como dejar en el fondo de las prioridades todo sectarismo ideológico. Desechar las virtudes de la observación ha impedido leer correctamente ese escaparate de dos semanas de adelanto que Italia nos ofrecía (los transalpinos sólo tenían como referencia China, que no es demasiado fiable) e interpretar los buenos ejemplos en la lucha contra la pandemia que se colocaron, como primer atributo de vestuario, la mascarilla. También nos ha costado reconocer que ya es imprescindible distinguir entre la excelencia de nuestros profesionales de la Sanidad y la calidad de nuestro sistema sanitario, mezcolanza falsaria que nos dejó indefensos ante la avalancha del virus.

Mientras celebramos la apertura de fronteras con Portugal (paradigma de prevención en Europa), Donald Trump decidía comprar todas las existencias del primer medicamento autorizado explícitamente para tratar los casos graves de coronavirus. Pero, en el mismo día de ayer, se produjo una noticia alentadora, y es que los dos principales partidos de España se ponían de acuerdo para hacer acopio de material para afrontar posibles rebrotes y para dignificar las retribuciones del personal asistencial, dos medidas con las que se optimizan los recursos materiales y humanos a través de una suma que, seguro, multiplicará los buenos resultados. Si nada es como fue, y tardaremos tiempos en recuperar la atmósfera despreocupada del pasado, en la responsabilidad de todos los partidos, y fundamentalmente de aquellos que han gobernado y presumiblemente lo harán en España durante muchos años, radica evitar esta sucesión de tragedias y de dramas que nos arraigan más a la vida.

Diario del AltoAragón