Opinión
Por
  • PASCUAL ASCASO

No quiero ser agorero pero la realidad es la que es

Como un elefante en una cacharrería se está comportando quien llegó sin esperar la covid-19. No quiero ser agorero porque de todo se sale con voluntad y esfuerzo de todos y de ésta, estoy seguro, que también vamos a remontar; eso sí, costándonos desde el punto de vista económico un ojo de la cara y desde el punto de vista de la salud un montón de muertos.

En el terreno sanitario, de no haber rebote, creo que estamos a punto de salir gracias a la labor ímproba y valiente de todo el mundo sanitario en cualquiera de sus cometidos y a pesar de que el gobierno no ha estado a la altura que debía, para poner a su alcance todo lo que necesitaban para realizar su trabajo con la mayor seguridad posible, hecho por el cual han sido muchos los contagiados y los fallecidos. A pesar de todo el esfuerzo el virus se ha llevado por delante por el momento alrededor de los 30.000 muertos en España y de los 330.000 en el mundo a día de hoy 22 de mayo de 2020.

Yo creo que en el terreno económico vamos a arrastrar un lastre durante mucho tiempo hasta que podamos sacar la cabeza de semejante catástrofe, porque son muchas las industrias las que se han ido a pique y las que se irán y con ello los parados se van a contar por miles y miles y la situación de muchas familias va ser caótica.

Estoy seguro que esta pandemia va a ser histórica y será comentada por las generaciones venideras como algo insólito. No falta para acabar de desarreglar el asunto aún más, que nos vienen diciendo que el "mendas" del virus la covid-19 salió de un laboratorio y que Boris Jonson primer ministro británico ha prometido que para el 1 de junio se pondrán a trabajar en el Reino Unido 25.000 personas para "rastrear" a este virus.

Quiero añadir que en el ámbito de España el comportamiento ciudadano ha sido ejemplar y que al de los trabajadores sanitarios, en cualquiera de sus funciones, hay quedarles un sobresaliente. A los políticos, como siempre, un insuficiente, estos siempre se creen que lanzándose los trastos a la cabeza se arreglan los asuntos de envergadura.

Dios quiera que el confinamiento sea ya algo para olvidar y que nunca vuelva a hacerse realidad una situación como la que estamos padeciendo.