Opinión
Por
  • ANTONIO LASHERAS

Cómo será nuestro balance el 31 de diciembre

A decir verdad, cada día estamos más sorprendidos con la catarata de noticias que llegan a nuestras vidas.

Estamos experimentando la vuelta a la normalidad. El coronavirus está vivo, quizá, con menos agresividad que hace dos meses, las medidas tomadas seguro que han ayudado a doblegar al virus.

Se han vertido ríos de tinta, intentando analizar el porqué este virus se ha llevado tantas vidas y se llevará en el futuro, no es lo mismo hablar de un fuego controlado que de un fuego extinguido. El mundo entero ha de luchar para exterminar al virus.

Estamos en puertas de llevar cuatro meses improductivos, desconocemos hoy la recuperación del siguiente trimestre y ya hablamos de vacaciones. ¡Que no decaigan nuestros sueños por inalcanzables que sean! La primera exigencia que debería tener España y el mundo es exterminar el virus. La segunda exigencia de España, debería ser, reactivar la economía maltrecha. Más deuda y más paro es igual a ruina.

Es muy bonito decir que aquí no pasa nada, que nadie se quedará atrás. Que tenemos pendientes las vacaciones de Semana Santa y las del verano, que seguimos vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, que ni un paso atrás en el estado de bien estar, ni perder ni un solo derecho de los conseguidos en épocas de bonanza.

"Mi abuela me decía, todo llegará si la burra no se cae".

Pero los españoles de buena voluntad nos deberíamos hacer algunas preguntas.

¿Pero España tiene burra? ¿En España tenemos vacas que saquen leche para 25 terneros ¿En España tenemos fuentes inagotables que sacien todas nuestras exigencias El 31 de diciembre hablaremos de realidades, hoy solo podemos hablar de profecías, de ilusiones y del letargo que están inmersas el 60 % de nuestras empresas.

Demasiadas muertes, demasiados miedos, demasiados sufrimientos y por qué no decirlo demasiada pobreza que nos adorna un panorama, como para pensar en vacaciones. En todo caso vacaciones sí, pero para los sanitarios que las tienen bien curradas.

Y para los viandantes una pequeña observación, las mascarillas están hechas para cubrir la boca y la nariz, no para adornar el codo y la barbilla.