Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Carreteras para acercar y para comprender

En la era de la generalización, inhóspito territorio distópico para la razón, donde la simplificación deviene en conclusiones falsarias, existen cauces para una cierta reconquista del sentido común que tienen su nacimiento en el esfuerzo de conocer para comprender. Las comunicaciones son fundamentales, y el principio es el cimiento de todo, como aseguraba Benjamin Franklin cuando apostillaba que un camino de mil millas se iniciaba con un paso. Por una pereza histórica, Aragón ha renunciado durante muchas etapas a conocer las comarcas colindantes con Cataluña, como el Bajo Cinca o La Litera, con prejuicios tan injustos como ignorantes de la verdad: que sus habitantes son, sin dudarlo, unos defensores totales de la identidad aragonesa, y así lo manifiestan en todas y cada una de sus expresiones colectivas y particulares. Otra cuestión es que, por proximidad, su empatía con la provincia vecina sea proporcional a la necesidad de aprovechar sus servicios.

Y, sin embargo, esta dificultad de conectar con esta zona debiera obligarnos a viajar hasta estas áreas donde el carácter es tan dulce como el sabor de sus frutas y su personalidad tan firme como la textura de sus buenos productos. El Gobierno de Aragón recorrió ayer algunos de los tramos que vertebran las comarcas de Monegros y el Bajo Cinca y esas carreteras nos acercan en tiempo al resto de la provincia, y singularmente de la capital. Hay muchos motivos para acudir a esa magnífica y emprendedora comarca, entre ellos contagiarnos de su dinamismo y disfrutar de encantos naturales, patrimoniales y gastronómicos. Y, sobre todo, refrendar una pasión por lo aragonés que inducirá a que no tropecemos por enésima vez con la piedra que nos confunde y nos ciega. Una carretera es una oportunidad que hay que recorrer.