Opinión
Por
  • MANUEL MOSTAZA BARRIOS (POLITÓLOGO Y DIRECTOR DE ASUNTOS PÚBLICOS DE ATREVIA)

Gana el que se institucionaliza

Ya que nadie lo destacará, es bueno comenzar señalando que las encuestas acertaron -otra vez- las grandes cifras en los comicios celebrados ayer en Galicia y en el País Vasco. Mayoría absoluta del PP en la primera Comunidad y victoria cómoda del PNV en la segunda. Hay más similitudes de las que parece en ambas elecciones: ganan candidatos y partidos que buscan la transversalidad y que no renuncian a ningún caladero de voto. Institucionalizarse no es solo buscar votos más allá de los propios, sino también procurar no generar rechazo en los votantes de enfrente. Según el CIS, de los votantes del PP gallego apenas un tercio tiene como lengua materna el castellano; mientras que, por el contrario, dos tercios de los votantes del PNV tienen por lengua materna el español, una lengua que no es considerada "propia" por el partido fundado por Sabino Arana. Unidad Podemos fue la gran perdedora de la noche: en el Pazo del Hórreo pierde los 14 diputados que obtuvo a través del finiquitado experimento de las mareas, mientras que en Vitoria se deja por el camino casi la mitad de los once representantes que consiguió en 2016. Fracasos en ambos casos personales de Pablo Iglesias, impulsor y avalista de los candidatos que la formación morada ha presentado a las elecciones. Malos resultados también para un PSOE que no sólo no capitaliza su presencia en La Moncloa, sino que tampoco es capaz de aprovechar la debacle de Unidad Podemos en las elecciones. Una formación, la del presidente Sánchez, que se mantiene en la irrelevancia política en Galicia -los populares le triplican los escaños- y queda reducida a muleta de los nacionalistas en el próximo gobierno vasco. Los grandes vencedores son los dos partidos que han sabido hacerse con el votante que abandona Podemos, un voto a medio camino entre la izquierda y el nacionalismo y que esta vez se ha refugiado en el Bloque en Galicia y en la coalición que gira en torno a Sortu en el País Vasco. A medio camino queda un PP que obtiene un gran resultado en Galicia pero que fracasa con claridad en el País Vasco: que, en una provincia como Álava, en la que poco más del 12% de la población se siente "solo vasca", la izquierda abertzale les doble en votos debería llevar a una profunda reflexión en Génova sobre cómo se están haciendo las cosas allí. Un territorio alavés en el que, por cierto, vuelve a entrar una fuerza que, como pasó con Unidad Alavesa en 1990, y con UPyD en 2009, impugna el actual modelo autonómico vasco. Quizá la nueva normalidad nos devuelva a los viejos tiempos...