Opinión
Por
  • ÁNGEL MORÁN VISCASILLAS (SECRETARIO GENERAL DE FSIE EN HUESCA)

Si cuidamos de toda la educación habrá futuro

Si cuidamos de toda la educación habrá futuro. Cuando se genera voluntariamente un enfrentamiento decidiendo no alcanzar consensos se impone averiguar a quién beneficia la falta de solución si solo hay que ponerse de acuerdo. La propuesta de Podemos/Psoe propone excluir a la escuela concertada de los fondos para la lucha contra la covid-19 y ejecutar el dinero disponible solo para mejoras de los profesionales y la escuela pública.

Este anuncio del socio minoritario del gobierno ha supuesto un pronunciamiento de ambas organizaciones en el seno de la Comisión para la Reconstrucción del Congreso. Ignoro si la trascendencia de la iniciativa ha sido suficientemente sopesada por las cabezas pensantes de Ferraz. De salir adelante supondría una enorme pérdida de credibilidad a corto, medio y largo plazo. Teniendo en cuenta que los morados no se juegan nada es una apuesta demasiado fuerte que mucha gente ni entiende ni comparte dentro del Partido Socialista.

Constato que la información ofrecida no es precisamente fiable. Muchos medios hablan de privar al 25% de alumnos de un reparto de 2.000 millones de euros cuando casi todas las comunidades, Aragón entre ellas, ya han anunciado que será para todos. Sin embargo se omite que España podría recibir de Europa hasta 174.000 millones para reequilibrar políticas. Si se aplicara el criterio de destinar el 12,5% del global serían 21.750 millones adicionales lo que nos permite encontrar el premio gordo que buscábamos, el iceberg bajo cuya superficie se esconde diez veces más de lo que el ojo ve. Pues bien, o cambia el criterio del gobierno o ese gran pellizco solo iría a unos, lo que es reprobable por ignorar a uno de cada cuatro personas impidiéndoles recursos que deben destinarse a hacer mejor algo básico que es de todos. Además la medida es dudosamente legal por cuanto el Supremo ha desautorizado en repetidas sentencias el principio de subsidiariedad en educación dejando claro, desde 2016, que las dos redes son complementarias.

La política tiene que ser un arte noble en la que la sana y normal discrepancia ideológica se conjugue con el interés por el bien común. De entenderse así, lo de todos prevalecería por encima del beneficio de unos cuantos. Justo ahí reside la complejidad pero también la grandeza ya que permite hacer real lo que de entrada parece imposible. Al comenzar el confinamiento el gobierno lanzó la campaña institucional titulada JUNTOS LO PARAMOS para pedirnos que actuáramos unidos respetando las leyes y siendo prudentes. La inmensa mayoría lo hicimos en la que ha constituido una respuesta ejemplar protagonizada por abuelos, hijos y nietos, tres generaciones que han sabido estar a la altura. En su comparecencia en televisión el 17 de marzo, el Presidente dijo: "No vamos a dejar a nadie atrás" siendo una excelente declaración de intenciones ante el inicio de la horrible pesadilla que nos acechaba. Decenas de miles de muertos después, cuando creemos que vuelven a piar los pájaros y la gravedad se cuenta por rebrotes, la varita mágica aclarar que en la nueva realidad la palabra todos significa bastantes y nadie se sustituye por los que yo diga. Si el otoño se complica sanitariamente, si el guión se torciera, será momento de retomar la épica, el discurso inflamado y la repetición de juntos podemos, juntos somos mejores, pero con un contenido que será hueco.

En los últimos tres meses y medio me han publicado varios artículos en los que pedía cordura, sensatez y respuestas iguales para todos porque el sufrimiento ha sido parejo. Quizá me equivoqué. Por justicia habrá que dar más a quienes más hayan perdido, por lógica habrá que aprender de los errores para no repetirlos y por ilusión habrá que preparar un futuro mejor que el presente porque la esperanza y la fe en el mañana no nos la puede arrebatar nadie.

Los ciudadanos somos iguales ante la ley en derechos y deberes. La historia nos recuerda que hemos perdido a mucha gente que luchó por ver esto escrito en letras de oro. Por eso me produce un inmenso cansancio estar continuamente en el filo de la navaja acusado de trabajar con equidad, dedicación y criterio profesional. Duele escuchar o leer argumentos caducos o directamente falsos dirigidos a manipular y tergiversar la realidad.

Niego el supuesto elitismo de una red educativa sobre la otra. A los hechos me remito. Todos conocemos centros en donde el porcentaje de alumnado con problemas es bajo en las dos titularidades mientras hay otros -concertados y públicos- que tienen un número mucho mayor. Ese dato sirve de poco, incluso se vuelve subjetivo, si no se analiza en referencia a los recursos humanos que la administración concede y que son tremendamente dispares. Hablo de número de profesores, de especialistas para atender necesidades, de dotación de auxiliares, de horas semanales en el aula con el alumnado y de muchos otros que nunca aparecen. Niego rotundamente la falta de compromiso con la realidad social de los centros en donde docentes y no docentes tenemos que multiplicarnos, literalmente, para atender a más alumnos con menos plantilla. En Secundaria trabajamos más de 175 horas de docencia directa por curso y con menos salario. Estas reveladoras cifras tampoco son el resultado de una libre elección sino de una imposición administrativa. Lo mismo ocurre con la jubilación que SS nos autoriza a los 65 años, cinco después de la edad fijada para los compañeros de pública. No estuvo fino ni acertado el portavoz de Podemos cuando dijo que "en los últimos años la pública ha sufrido los mayores recortes mientras en la concertada no ha habido." Alguien le escondió información o sugirió que de cara a las elecciones era mejor mantener esta versión…aunque se faltara totalmente a la verdad. Pero claro, así lastra a sus socios en los sondeos y a la vez mete zozobra en el intento de pacto con la oposición lo que hubiera minimizado el peso de su formación en la toma de decisiones. No todo vale cuando se juega con la dignidad, integridad y seguridad de los trabajadores.

El presidente de Portugal decía que le parecía "repugnante" que Holanda, Alemania y los países nórdicos aislaran a las naciones del sur de las ayudas económicas y que "esa actitud era una necedad". Antonio Garrigues Walker lo recodaba esta semana apostillando: "pensar que hay una Europa que merece más que la otra realmente es una estupidez" La idea es nítida. Lo que no quiero para mí no puedo imponerlo a los demás. Represento a mucha gente buena, seria y honrada. En su nombre les pido a los políticos que rectifiquen porque aún estamos a tiempo. No nos defrauden. Lo tienen muy fácil.