Carta de mujer líquida a Pablo Iglesias
Sr. Pablo Iglesias, tengo el género líquido. Hoy me he levantado femenina y como tal le escribo. Aprovecho el plus de sensualidad que me brinda mi estado para decirle que no estoy de acuerdo con usted en lo referente a "naturalizar el insulto". Cuando me levanto varón, suelo opinar lo contrario, más como usted. Verá, "No creo que una persona tan estudiada, tan espiritual, tan de buena familia como usted, le sea necesario caer en esas vulgaridades".
Sabe, en ocasiones, cuando habla en el congreso, he entrado en éxtasis. Estoy casi segura de que no se trata de un gas, ni un retortijón porque, en esas ocasiones al eructar se me pasa. Sin embargo, cuando le oigo hablar en el congreso, me siento penetrada por su voz?. Por favor, Sr. Iglesias, aunque sé que no lo es, le pido que no se esfuerce en aparentar ser un vulgar, despreciable, indeseable, pringado barriobajero. Creo que se puede decir lo mismo, o incluso cosas peores, sin la necesidad de acudir al fácil exabrupto; más propio de mi clase baja que la del marqués de Galapagar...
Mi abuela decía: "El viejo desvergonzado hace al niño malhablado". En fin, es el deseo más íntimo de una mujer, que no deje el huerto de la política abonado con los excrementos de un cerdo, sino con su rico y fructífero fertilizante. Toda suya...