Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Conducta equilibrada

Dicen los que saben mucho sobre el ser humano que, si el hombre actuara siempre bajo el imperio claro y certero de su inteligencia, distinguiendo la verdad y el bien, superando motivos inferiores, caprichos vanos, nervios y emociones, manías, pasiones, etc, el hombre llevaría constantemente una conducta equilibrada y armoniosa.

Una conducta equilibrada se puede lograr haciendo lo que aconseja el Dalai Lama: "Deja ir a las personas que solo llegan para decir rencores, odios, críticas negativas, sus delirios dementes; si buscan un bote para echar su basura, que no sea en tu mente." Y digo yo que, por las redes sociales echan todo esto y mucho más.

En una conducta equilibrada no sucede lo que Cervantes dice en Trabajos de Persiles y Segismundo: "Acabaron mal porque no vivieron bien." Decían los que conocían a San Vicente de Paúl: "Vicente siempre es Vicente, ante lo adverso o lo próspero".

Es que aceptaba confiado lo que Dios permitía que le sucediera. Esto es una verdad, ya que para los creyentes existe la Providencia de Dios, que al decir en una fábula de La Fontaine: "sabe mejor que nosotros lo que necesitamos". Por eso la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la Providencia de Dios.

Esto libra de inquietudes agobiantes en el hoy y en el mañana.

En un soneto Quevedo dice: "Cuando la Providencia es artillero, no yerra la señal la puntería." Es que la Providencia de Dios, dice el Catecismo de la Iglesia, "consiste en las disposiciones por las que Dios conduce, con sabiduría y amor, todas las criaturas hasta su último fin". La persona que así lo cree, tiene una conducta equilibrada y vive con más paz y serenidad.