Opinión
Por
  • MODESTO ARJONA ORTIZ

Dios y el VAR

Finalizada la liga y conseguido el ascenso del Huesca a Primera División, se leía en este periódico el titular: "Unidos y sin reblar, no nos gana ni Dios". Era una afirmación del capitán del equipo Jorge Pulido. Seguro que sin intención de molestar, pero la frase es bastante desafortunada. El Huesca ha conseguido que toda una provincia se una e ilusione con un proyecto que nos ha puesto en el mapa y que va a reportar indudables beneficios económicos si se saben adaptar horario y oferta a la periódica visita de aficionados. Ahora bien, conviene no mezclar temas de tan diferente naturaleza y no perder de vista que, en un colectivo de tantas sensibilidades deportivas y culturales, pueden herirse fácilmente susceptibilidades sin pretenderlo. A fin de cuentas hablamos de fútbol y, simplificando tal vez en exceso para que se entienda mejor, es una actividad que en esencia consiste en correr detrás de una pelota para darle una patada; que por ello se lleguen a pagar millones de euros es uno de los mayores misterios y desajustes que definen nuestra civilización contemporánea, sin tener que recurrir al demagógico argumento de los científicos e investigadores mileuristas.

Por otra parte, el papel que juega Dios en esto y en otras circunstancias de la vida queda reservado a la libertad de pensamiento de cada cual, siendo cierto que a veces la intercesión del VAR cambia milagrosamente los designios de un partido. Así pues, vamos a pensar que el capitán, en un momento de euforia y tal vez olvidando que en su momento tendrá que coger la cestica con flores y frutos para la tradicional ofrenda a San Lorenzo, en realidad lo que quería decir es que "Unidos y sin reblar, no nos gana ni el VAR". Respetuosamente...