Opinión
Por
  • JOSÉ MARIANO SERAL

El canto de los grillos

Suspira el mes de julio, desde el acantilado de la última semana, resignado respira la fragancia a mies, mira de refilón al mes de agosto, tan solo le restan unos pocos días, acomodados sobre las alineadas carreras de parva recién segadas, que en pocas lunas serán engullidas y comprimidas por ciclópeas empacadoras en paralelepípedos cambiando la vestimenta del campo, confiriéndole el aspecto intelectual del geometrismo cúbico. Bajo esa clámide de hebras de seda dorada late el noble corazón del campo, ese campo agradecido que tras la siega y el canto de los grillos da un respiro para que sus gentes puedan celebrar las festividades en honor a los Santos de su pueblo en reconocimiento a los frutos recibidos, aunque este año los festejos serán diferentes nada impedirá que ese matrimonio labrador campo permanezca generación tras generación de labradores.