Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La acción de Cáritas

Están tan cerca las Cáritas diocesanas de las personas, tan pegadas a la tierra, tan próximas a los colectivos más vulnerables que, en realidad, constituyen un agente privilegiado de detección de los problemas sociales inminentes. Sucede también con otras organizaciones del denominado Tercer Sector, que pasa a ser prioritario cuando sobrevienen catástrofes emergentes en las que la respuesta debe ser tan rápida que, de hecho, la reflexividad sobre los métodos y las herramientas ha de estar arraigada en una cultura organizativa firme en las convicciones, indeleble en los principios pero flexible ante la necesidad de afrontar las especificidades de cada crisis.

Ahora, Cáritas Huesca ha identificado a través de su agencia de colocación la complejidad de una coyuntura en la que se suma a la precariedad prácticamente estructural del mercado laboral español, singularmente grave en determinados grupos de población desfavorecidos, la debilidad de las empresas que deviene en incapacidad en muchos casos para generar puestos de trabajo, y en otros para atender determinados perfiles que pueden tener una alta especialización y, sin embargo, una baja cualificación. Un problema de orden mayor. La demanda es todo un mundo, desde los jóvenes universitarios que no han conocido lo que es firmar un contrato hasta refugiados con titulaciones académicas superiores. Se añade la indisponibilidad de recursos como los tecnológicos, y en ocasiones el idioma o el desconocimiento de la forma de elaborar un currículo. En la misión de la agencia, es necesario hallar lugares de confluencia con empleadores potenciales y con las administraciones, que pueden conocer de primera mano, así, la parte más desasistida de la comunidad para sellar con soluciones las grietas del sistema.