Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Para convivir mejor

¡Vivir para ver! Frase popular para decir que nos enteraremos de muchas cosas que sucederán en la vida. Y cuanto más se vive, tanto más vemos que todas las personas tienen sed y hambre de paz. Nada necesita el mundo tanto como amor y comprensión, porque así la convivencia familiar, social y profesional, va mejor, y hay paz.

Con frecuencia se oye: ¡No me comprenden! Duele mucho en el alma cuando los demás no nos comprenden, y nos juzgan mal. Muchos adelantan su sentencia condenatoria sin pararse a escucharnos. También nosotros cometemos la misma falta de precipitación malsana cuando nos enfrentamos con la conducta de los demás.

La comprensión se torna más fácil si pensamos con frecuencia que las personas son más débiles y flojas que malvadas. Ponerse en el lugar del otro también ayuda a ser comprensivos. No sabemos las razones más íntimas del alma, ni podemos calibrar los sucesos, ni está en nuestras manos valorar con exactitud lo que los otros hacen. Qué razón tiene la popular jota que dice: "Nadie murmure de nadie/ que somos de carne humana/ y no hay botico de vino que no tenga su botana". (Botana, es, según el Diccionario Aragonés, agujero en un boto o pellejo). Nadie es perfecto en esta vida.

Todos nosotros, botico o pellejo con agujero, con nuestros defectos e imperfecciones, si lo reconocemos así, nos facilita la humildad y compresión para no medir a nadie, para no juzgar y condenar porque no es nuestro oficio. Y porque todo un mundo de circunstancias se escapa necesariamente a nuestra vista y entender.

Dios nos hizo sociables y por eso nos buscamos y nos encontramos tantas veces unos y otros en la vida. Muchos de nosotros andamos los mismos caminos y vemos los mismos rostros cuya ansiedad se asoma a la mirada esperando de todos un poco de bien, y de paz, que concretando es: saber escuchar, saber comprender, saber perdonar, saber recibir… Se ha dicho muchas veces y de mil maneras que, las almas sufren porque no se ven "cogidas" por la comprensión, por el cariño, por la simpatía de los demás. La indiferencia es un intenso frío que penetra en el cuerpo, en los huesos y en el alma, y mucho hace sufrir a las personas.

Para convivir mejor, la comprensión ayuda muchísimo. Y cuando nos comportamos así sucede lo que dijo el poeta: "Muy cerca de mí ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo, al final de mi rudo camino, que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue hiel porque en ellas puse o mieles sabrosas. Cuando planté rosales coseché siempre rosas…". Cuando plantamos comprensión, ¿qué cosechamos? Una grata convivencia y una paz interior en las almas.