Opinión
Por
  • MODESTO ARJONA ORTIZ

Zaborros

Cuenta una leyenda urbana que hace unos años, el concejal de Patrimonio de nuestro Ayuntamiento participó en un viaje para visitar Bruselas y Estrasburgo, sedes del Parlamento Europeo. El viaje salió por la amistad del presidente de la Diputación con un eurodiputado; al parecer es una de las funciones más visibles de los parlamentarios europeos para deslumbre y agasajo de sus amistades. Son viajes que no se olvidan por lo bien que salen de precio, la cantidad de cosas que ves, las recepciones de cuarto nivel en las que participas y el final de fiesta bailando la konga. La peculiaridad en esta ocasión consistía en que al regresar se visitaba Atenas, cuna de la democracia europea y se hacía una breve parada en Roma. El viaje fue muy bien y nuestro concejal, en sus declaraciones públicas, se deshacía en elogios hacia la experiencia vivida entre arte y democracia, si bien en privado solía decir que ver seguidos la Acrópolis de Atenas, el Coliseo y el Foro Romano le habían parecido, sinceramente… demasiados zaborros. Pues bien, todo hace pensar que esa experiencia dejó una huella tan profunda en el edil, que se ha ido transmitiendo de corporación en corporación hasta nuestros días. Solo así puede explicarse la percepción que nuestro Ayuntamiento tiene de lo que es el Patrimonio arqueológico de nuestra ciudad.

En los últimos días se han realizado obras de mantenimiento en el parque del Isuela. A menos de cincuenta metros de la muralla (BIC) se abrieron unas zanjas profundas y apareció material que, en una primera impresión, parecía sillería romana. Tras permanecer un breve tiempo amontonado, se retiró y no sabemos si era sillería romana, adoquín barroco o piedra de posguerra; ni dónde se ha llevado ni qué destino va a tener. Como ya ocurriera en la plaza del castaño, es posible que se haya depositado en el Museo Provincial, sin caer en la cuenta de que esos restos, fuera de su contexto y sin su ajuar propio pierden, si no todo, gran parte de su valor. Más de lo mismo. Huesca tiene un subsuelo de alto valor arqueológico y no se toma el tema con la seriedad y rigor debidos.

No se entiende a qué espera el Ayuntamiento para crear una plaza de Técnico de Patrimonio y que sea ese funcionario quien, asesorado por arqueólogos, arquitectos, urbanistas, sociólogos, historiadores… se encargue de supervisar cualquier intervención en zonas de potencial valor patrimonial y así superar, de una vez por todas, esa percepción tan zaborrera de nuestro pasado.