Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La prioridad sanitaria desde la base

La Consejera de Sanidad del País Vasco pronunció, quizás, el discurso más inquietante de todas las autoridades españolas, cuando aseguró que no se puede retornar a "la nueva normalidad" en las condiciones actuales. En Aragón tenemos muchísimos motivos para compartir esa percepción, y particularmente en la provincia de Huesca también. No se trata de alarmar, sino de alinear nuestras lecturas con las estadísticas y con la situación, que es delicada. Conocer que en la última semana se han producido siete fallecimientos y constatar la facilidad con la que se vuelve a los rebrotes después de levantar las fases restrictivas debe inducir a las administraciones a aplicar todas las medidas y mecanismos para retornar a la cultura de la responsabilidad más estricta y de la consignación de recursos como en la etapa más severa de la pandemia.

En el primero de los planos, es absolutamente plausible la determinación del Ayuntamiento de Huesca, en coordinación con el resto de fuerzas de seguridad, de controlar las fiestas privadas durante este San Lorenzo que exige más plegarias que acercamientos, más sensatez que abrazos, más solidaridad y, sobre todo, más compromiso personal y colectivo con nuestro presente y nuestro futuro. No podemos permitirnos el lujo de tirar del espejismo de la seguridad en la protección sin prudencia, porque sólo a través de esta virtud seremos capaces de ahuyentar nuestros temores a golpe de nuevas certezas.

El último de los pilares sobre los que ha de fundamentarse la prioridad sanitaria, compatible con la económica y social, es el reforzamiento de la atención primaria. Aun reconociendo la limitación de los medios humanos y materiales, hoy es el momento de echar el resto, de escuchar a los profesionales y de aplicar las mejores recetas. Por nuestra salud.