Opinión
Por
  • EDUARDO ASO DÍEZ

¡Salvémosla! (11-06-1992)

"Querida madre Tierra: Hace pocos años, algunos decidimos seguir a tu lado y no abandonarte ante el envejecimiento y el deterioro que presentabas. No comprendíamos tus silencios ante esta situación y cómo podías llegar a soportar el dolor que día a día te inyectábamos. ¿Por qué no te revelabas contra todos si tenías la suficiente sabiduría y fuerza para hacerlo Pronto comprendíamos que habíamos de realizar un esfuerzo grande para salvarte. Comenzamos a transmitir a nuestros hermanos el estado en que te encontrabas, debíamos restablecer una relación nueva de los hombres con el colectivo, con el medio ambiente y con la naturaleza. Pasaban los días y observábamos que nuestro pensamiento era negado una y otra vez mediante descalificaciones e insultos. Fue imposible nuestra unión y decidieron ellos aterrizar en el poder. Llegué a pensar que desde allí me embriagarían de sabiduría y moralidad. No fue así, era tan nefasto el aporte cultural que me ofrecían como el puesto que desempeñaban. Eran esclavos de todo lo que les rodeaba porque lo querían poseer todo. Espiritualmente estaban vacíos, eso sí, al mínimo problema que se les presentaba, no tenían el menor inconveniente en aliarse con países que ellos mismos denominaban "nuevo orden mundial" y que consistía en aniquilar ciudades, niños, mujeres y hombres. No os tengo miedo, gobernantes, simplemente me producís pena y tristeza. Muchos deberéis cambiar de ideas, usos y maneras para que alguien os siga y dejéis en el baúl de los disfraces la hipocresía, el cinismo, la mentira y el engaño. Lo que hasta hace unos años nos negabais, hoy -qué casualidad- nos concedéis la satisfacción de veros sentados en torno a una mesa, rindiendo cuentas a vuestra "Madre Tierra" a la que exprimisteis y abandonasteis. Habéis estado tan apartados de ella que no la reconoceréis. Os diré que está cansada y muy enferma, que necesita con urgencia muchas curas. Pero el problema grave está en que no puedo asesoraros por dónde empezar a reanimarla, si por su capa de ozono, por su desertización, por su desaparición de especies, por su deforestación, por su cambio climático, por su lluvia ácida, por su nuclearización o por su contaminación en los ríos, mares y atmósfera. Sed vosotros, "expertos", los que fijéis las prioridades, puesto que de soluciones presumíais. Un día deberé de abandonarte, ese es mi destino, "Madre Tierra", pero quiero que sepas que mientras estuve a tu lado me lo diste todo a cambio de nada. Perdóname en aquello que pude hacerte daño y que la educación y las enseñanzas que me transmitiste, las trasladaré a los que me rodean para que llegado un día alguien allá arriba me diga que ya estás curada".

Han pasado 28 años desde la publicación de mi carta el 11 de junio de 1992 en este periódico, en ella advertía del dolor que estaba padeciendo nuestra bendita y amada Tierra y que la gran mayoría de los gobernantes de este planeta llegarían, poco a poco, a deteriorarla y enfermarla tanto que produciría, inevitablemente, la muerte de mujeres, hombres y niños.

Hoy es imposible no sufrir una punzante tristeza al no sentirla a nuestro lado, "Madre Tierra". Nuestros corazones lloran doloridos por ti, por la desgracia de los fallecidos, por el sufrimiento de sus familias y por la macabra incertidumbre en la que estamos sumidos los ciudadanos.

Vosotros: ciegos, orgullosos, vanidosos, hipócritas y malditos gobernantes, que alardeasteis y presumisteis de poseer conocimientos medioambientales y ecologistas, sabed que habéis dejado a nuestra "Madre Tierra" tan olvidada, abandonada, cansada, exprimida y contaminada que hoy se encuentra más doliente, más enferma y más agonizante que nunca.

Aquí, en España, mientras las personas fallecían y los sanitarios sufrían un tormento, la mayoría de nuestros "responsables" gobernantes del Estado, de las Comunidades Autónomas y representantes de todos los partidos políticos se dedicaban a machacarse, insultarse y culparse los unos a los otros. ¿Cómo habéis estado tan apartados, desaparecidos, desorientados y divididos entre vosotros ¡Cuánto cinismo! ¡Cuánta mezquindad! ¡Cuánta irresponsabilidad! Ahora no son días de vacaciones, ni de descansos para vosotros. Os tomáis muchos al año. Procurad resolver este extenuante drama que padecen los ciudadanos. Reuníos seriamente con personas con altos conocimientos científicos, medioambientales y "humanos" para poder intentar solucionarlo. Ese es el camino. Invertid en ciencia-de verdad- porque si seguimos así, igual llega un día en el que el Premio Nobel ofrezca diplomas o medallas a los países de las torpezas. Lo ganaréis y perderemos todos. Abrid los ojos. Sentid el sufrimiento y la pobreza que padece la gente.

Ojalá "San Lorenzo" ilumine a los científicos para que puedan descubrir cómo mejorar y curar la enfermedad y aliviarnos este demoledor infierno.