Opinión
Por
  • PILI MAINÉ

A Ángeles Montori

Querida Ángeles, después de tantos años bailándole a nuestro patrón, no te pareció bien que una maldita pandemia impidiese dedicarle esas jotas bailadas a San Lorenzo y te fuiste en las vísperas de su onomástica. Te has ido rápida para ofrecerle, lo más cerca posible, esos magistrales pasos de jota que tú siempre supiste marcar.

San Lorenzo te acompañó por todos los rincones del mundo en el que interpretaste la jota. Siempre su imagen fue el complemento perfecto de tu traje tradicional. Siempre San Lorenzo presidió tu casa.

Tu segunda familia siempre ha sido Santa Cecilia. Allí hiciste amistades de por vida, viajaste, conociste infinidad de lugares, personas, folclores, supiste evolucionar con los tiempos y siempre acogiste con entusiasmo a las nuevas generaciones… Pero ante todo, gozaste y viviste la vida con intensidad.

Muchos oscenses hemos tenido la suerte de compartir contigo una buena parte de ese camino folclórico en el que tú tanto has participado, disfrutado y por el que has dado prácticamente todo.

Tu marcha ha dejado un gran hueco en el mundo del folclore pero también en todos y cada unos de los que te conocimos y te quisimos.

Fuiste maestra, compañera, amiga y parte de mi familia. Supiste ganarte un merecido puesto en nuestros corazones y en nuestras vidas.

Te has ido de manera tan discreta como lo fue toda tu vida. Pero sólo te has alejado porque, aunque ya no podamos estar contigo, verte, hablar, bailar, compartir tan buenos momentos..., tú ya siempre estás repartida entre los corazones de los que tanto te quisimos.

Desde que me comunicaron que ya habías cerrado los ojos, miles de recuerdos, de momentos compartidos acudieron a mi cabeza y, aunque alguna lágrima se escapaba, saber que me ayudaste a seguir enamorada del folclore, me hace pensar en la suerte que tuve al cruzarse nuestros caminos .

Como un tesoro guardaré tus enseñanzas y las compartiré con aquellos que quieran conocer tu estilo.

Con cariño revisaré las fotos compartidas, los vídeos, oiré tu voz y guardaré las imágenes en mi memoria.

Y nuestros hijos, a los que siempre cuidaste, a los que enseñaste a bailar la jota, a los que quisiste con toda el alma, también compartirán con nosotros ese cariño que siempre te hemos tenido Angeles Montori Bravo, la gran maestra de la jota en Santa Cecilia, descansa en paz.